Si la maestra les pregunta qué quieren ser cuando sean grandes, ellas callan. Y después, hablando bajito, confiesan: ser más blanca, cantar en la tele, dormir hasta el mediodía, casarme con uno que no me pegue, casarme con uno que tenga auto, irme lejos y que nunca me encuentren.
Y ellos dicen: ser más blanco, ser campeón mundial de fútbol, ser el Hombre Araña y caminar por las paredes, asaltar un banco y no trabajar más, comprarme un restorán y comer siempre, irme lejos y que nunca me encuentren.
No viven a gran distancia de la ciudad de Tucumán, pero ni de vista la conocen. Van a la escuela, a pie o a caballo, un día sí, dos no, salteando, porque se turnan con los hermanos en el uso del único delantal y el par de zapatillas. Y lo que más preguntan a la maestra es: cuándo viene el almuerzo.
Bocas del tiempo Eduardo Galeano
Ye evidente el contraste entre la viñeta y lo que cuenta Galeano. Los nuestros están mucho más "Refalfiaos".
Contaba Fabían Estapé en sus memorias, que había un profesor en la universidad de Barcelona, -es bona si la bolsa sona (sino digo esto último reviento)-; que a la pregunta de ¿por qué no suspendía a ningún alumno?, él respondía: "Ya los suspenderá la vida".