Hay solo dos países: el de los sanos y el de los enfermos,
por un tiempo se puede gozar de doble nacionalidad pero,
a la larga, eso no tiene sentido.
Duele separarse poco a poco de los sanos a quienes
seguiremos unidos hasta la muerte.
Separadamente unidos...
Enrique LLihu
por un tiempo se puede gozar de doble nacionalidad pero,
a la larga, eso no tiene sentido.
Duele separarse poco a poco de los sanos a quienes
seguiremos unidos hasta la muerte.
Separadamente unidos...
Enrique LLihu
El libro Un mar de Muerte, de David Rieff narra el último año de la vida de su madre Susan Sontag. A la edad de 71 años, Susan fue diagnosticado de una leucemia letal, probablemente mente producida por un tratamiento contra un sarcoma uterino que había padecido. Ya en el año 1975 había tenido un cáncer de mama, grado cuatro, que había superado contra todos los pronósticos.
En este libro David nos narra como una persona racional, como su madre, se agarra a la vida con todas sus fuerzas, y nos describe la lucha de esta por la supervivencia. Realmente vale la pena todos los sufrimientos padecidos, incluyendo un trasplante de médula fracasado, para estar día y noche pensando en la muerte, o dicho de otra manera, muerta en vida.
Y digo lo de una persona racional, pues no le quedaba tan siquiera el consuelo de una vida futura, ya que sabe, que cuando se acabe esta, se acabó todo.
"Algunos médicos en Seattle estaban sorprendidos y poco menos que desconcertados, como descubrí más tarde, por su negativa a todo consuelo, fuera espiritual o familiar".
Y no solo eso, sino que se daba cuenta de la llegada del final, sin ni siquiera el consuelo de dejarse engañar. Se pasaba el día colgada de Internet, consultando sobre su enfermedad.
"De un modo extraño, la información se había transformado para mi madres en sinónimo de esperanza: cuanto más se supiera, mayores eran la probabilidades de burlar a la muerte una vez mas".
"Mi madre se había visto siempre a sí misma como alguien cuya hambre de verdad era absoluta. Después del diagnostico el hambre persistió, pero su desesperación no era por la verdad sino por la vida".
Pudo deslizarse hacia la muerte con cuidados paliativos y prefirió el tormento de los quirófanos y la quimioterapia. Esto es una manera de afrontar la muerte, otros se entregan y no quieren este tipo de sufrimiento para llegar al mismo final.
Como se puede ver, es una historia dura, de todas maneras muy significativa de la condición humana y de la obsesión de una persona por no morir, cuando realmente a la muerte no se la puede engañar.