" No cocino pero tampoco muerdo".Así comienza el anuncio en el que Rose LLewellyn, un viuda de "buenas costumbres y disposición excepcional", se ofrece en el otoño de 1909 como ama de llaves. La frase capta la atención de Oliver Milliron, un viudo con tres hijos y poca habilidad en las tareas domesticas. Milliron, padre de Paul, la contratará. Un día Rose aparece en el pueblo con su hermano Morris. Cuando la maestra local escapa con un predicador, Morris acepta el puesto de la maestra y con sus particulares métodos marcará para siempre a los jóvenes alumnos de la escuela rural y, ya nada volverá a ser lo mismo en la vida de Marias Coulee.
Hipnotizados tanto por sus palabras como por su nuevo aspecto, esa mañana habríamos seguido a Morris Morgan a donde fuera, inclusive a una clase de aritmética. Sin embargo, acto seguido se acercó a la ventana y miró al cielo.
1910 es un año especial-dijo en voz baja, como cuando un orador quiere que le presten especial atención-.Un año que solo viene rara vez. Este año, los cielo hablarán - Morrie se frotó las palmas de las manos- con una lengua de fuego.
Cuando se volvió, sin embargo, nos sonrió, tranquilizándonos:
Se trata del cometa Hally. Se llama así en homenaje al astrónomo con ojo de lince que lo descubrió. Un prodigio celestial, que atraviesa el firmamento arrastrando una cola de luz. Solo regresa cada setenta y cinco años. Es decir, que la última vez que estuvo aquí no existían los pueblos de la frontera, ni la máquinas voladoras, ni la fotografía. Paraos un momento a pensarlo.
Morrie mantuvo la pausa durante un instante perfecto, y se volvió de nuevo hacia el cielo de la ventana.
-Halley estará aquí cuando llegue la primavera-de pronto, recorrió pensativo nuestros jóvenes rostros-y tal vez algunos de vosotros tendréis la fortuna de volver a verlo, con el paso del tiempo.
-No hay nada que temer, jóvenes estudiosos. Un cometa orbital solamente predice su propia llegada, y no el fin del mundo. Hasta donde sabemos, el cometa Halley ha venido y ha vuelto a irse en más de veinte ocasiones, y el mundo sigue aquí.
Había que concederle que era cierto, pero Morrie decidió enfatizarlo colgando una reproducción de un cuadro de Delacroix en el que el cometa surcaba benignamente el cielo por encima de los labriegos de los campos. Se llamaba El dragón estrellado.
Era una representación muy bonita del cometa- opinó Morrie.
Quizá no sepamos nada más sobre las peculiaridades de la vida, pero trazamos el curso de los días y las noches de acuerdo con las luces del firmamento- empezó con su mejor voz -.
Estos rayos de luz, que viajan a través de tremendos espacios de tiempo, nos hacen saber que las estrellas penden allá arriba, a enormes alturas. La luz del Sol da sustento a nuestra vida, y la de la luna nos arropa con ese manto de íntimas gestas que conocemos como sueños.
Ahora mismo, otro factor de esa armonía, que fue descubierto hace doscientos años por un genio llamado Edmund Halley, recorre el cielo por encima de nuestras cabezas.-Señaló de nuevo hacia la ventana, donde se extendía la la luz del cosmos -. Solamente una vez en la vida veremos este cometa, que viene de la nada y se marcha de vuelta hacia la nada. Sin embargo, a su paso una cuerda resuena en lo profundo de nuestro ser.-Se detuvo un momento-. La armonía puede adoptar formas sorprendentes. Y nosotros mismos, en esta vida, en este mundo al amparo de las luces del cielo, hemos de inventarnos caminos en busca de esa armonía estelar.
Mark Twain vino al mundo con el cometa y se marchó con él. (Florida, 30 de Noviembre de 1835-Reddig, Connecticut, 21 de Abril de 1910.
El Halley volvió a pasar en 1986 a unos 90 millones de Kilómetros. En Marzo de 1996se acercó a la tierra El Hyakutake, la última vez que pasó por las cercanías de la tierra fue hace 10.000 años. El próximo lunes 25 de Marzo de 1996 pasará a sólo 15 millones de Kilómetros de nuestro planeta y a una velocidad de 58 Kilómetros por segundo. (El País del 22 de Marzo de 1996). En Abril de 1997 pasó el Hale-Bopp. Me acuerdo de estos dos últimos, sobretodo del Hyakutake, no solo por los recortes de prensa que guardé, sino también porqué se veía a simple vista, pasó muy cerca de la tierra. El Hale- Bopp se podía contemplar con prismáticos. Además hizo una primavera muy calurosa. Así que muchas noches salíamos a ver Hyakutake por encima del monte de Llueves. Mis hijas nacidas en los años 1983 y 85, si tienen suerte, podrán ver de nuevo el cometa Halley.