...A los veinte años creía que el tiempo resolvía sus problemas: a los cincuenta tenía ya conciencia de que el verdadero problema era el tiempo.
EDADES
Llega un triste momento en la edad
en que somos tan viejos como los padres.
Y entonces se descubre en un cajón olvidado la foto de
la abuela a los catorce años. ¿En dónde queda el
tiempo, en donde estamos?
Esa niña que habita en el recuerdo como una anciana
muerta hace medio siglo, es en la foto nieta de su nieto,
la vida no vivida, el futuro total, la juventud que
siempre se renueva en los otros.
La historia no ha pasado por ese instante. Aún no
existen las guerras ni las catástrofes y la palabra
muerte es impensable.
Nada se vive antes ni después. No hay conjugación en
la existencia más que el tiempo presente.
En él yo soy el viejo Y mi abuela es la niña.
José Emilio Pacheco
viernes, 10 de julio de 2009
EL PIRILÏN
Este día me encontraba en el sofá...cama leyendo la Folha du Brasil, es que yo por las mañanas repaso la prensa internacional, cuando me encuentro con la siguiente noticia:
Sale al mercado un Fármaco contra la eyaculación precoz, el Priligy, coño ya se podía haber llamado el Pirilín, por ejemplo.
Que alegría me dio la noticia, no, no... a mi no me hace falta. El motivo de la alegría es que yo soy un gran lector de prospectos médicos. ¿ Por qué? pues porque me gusta saber, sisisisi (emperatríz) , de lo que nos curan, ¡Ay! pero me gusta mucho más saber de lo que nos matan.
Haz la prueba vete al botiquín coge un prospecto cualquiera y mira las contraindicaciones; mareos, cefaleas, diarreas, problemas hepáticos, de riñón, somnolencias, inflamaciones, visión doble, esto me parece que es cuando le doy al frasco. Vamos, que hoy la gente no muere ya de muerte natural, noooo, si no intoxicados por los medicamentos.
Pues bien allá me voy para la farmacia de guardia, con la gabardina, las gafas de sol, y el sombrero tiroles. ¡¡¡Hola!!! venia a por el Pirilín, y la farmacéutica ¿qué es para usted? no señora, yo soy muy ¡¡¡Machote!!!.
Así que salgo de la farmacia y me siento en el primer banco del parque a leer el prospecto, y llego a las siguientes conclusiones:
El Pirilín no se puede tomar con otros medicamentos, vamos que el que tome Viagra que se olvide del Pirilín, pues no tendrá ningún tipo de eyaculación; ni precoz, ni retrasada.
Además hay que tomarlo tres horas antes del Kiki, Claroooooooooo, así cualquiera. Tomas la pastilla y a las tres horas eyaculas, y esto es a lo que llama retardada, pues anda, y para esto tantos años de investigando, además no te lo pierdas, tres pastilla valen de 35 a 45 euros, y si encima no te sale ningún plan, 35 Euros a la basura.
Un consejo, deja la pastillas y tomate unos buenos cubatas ya veras como se retarda, que no se retarda, no pasa nada, al menos estarás contento durante unas horas.
P.D. le tuve que cambiar el titulo de la entrada pues con lo de Eya..Precoz acudían de todo el mundo y tenía la pagina colapsada.
Mary: ¡Será fantasma el tío!
Miner: Oye, te voy a retirar la clave de acceso a mi blog.
Mary: pues yo el acceso a la libretina en el que la tienes apuntada jejeje
jueves, 9 de julio de 2009
ECUADOR
Hace falta la noche para ver las estrellas.
Igual que ayer, hoy busco -lo dijo Juan Ramón-
una verdad aún sin realidad;
busco en la tinta verde de todo lo que escribo
un planeta sin nombre o una jungla perdida.
Y hace falta la noche.
Yo me siento en las sombras,
prendo un fósforo,
tallo mis esmeraldas, construyo mis panales.
Todo es igual y todo es diferente.
La vida,
que fue un río,
es ahora un océano,
el pasado es la arena y el agua es el futuro.
Hace falta la noche.
Todo está en mí
lo mismo que un clavo en la madera:
cada paso en la nieve,
cada luz apagada,
cada piel encendida.
Todo se ve tan claro.
Es hora de empezar
y yo busco las sombras.
Hace falta la noche para ver las estrellas,
Benjamín Prado
lunes, 6 de julio de 2009
EL BOBO DE CORIA
En un libro de un escritor que me gusta mucho, Javier Cercas, y que se titula, El vientre de la Ballena, encuentro esta historia sobre el bobo de Coria....En cuanto al bobo de Coria...Bueno, en realidad se llamaba Juan de Calabazas y se le conocía por el Bizco, o por calabacillas. Era uno más de los bufones que pululaban en el entorno de Felipe IV y que como gozaban de libertad para decir todo lo que los demás cortesanos no podían decir, debían de constituir una especie de válvula de escape de las asfixiantes rigideces de la corte. A este Calabacillas, Velázquez probablemente lo pintó dos veces, y digo probablemente porque por lo visto hay quien duda de que el primero de los dos cuadros sea de Velázquez... A mí me parece que sí lo es, pero bueno. En ese retrato Calabacillas es un hombre joven, estrábico, con una mirada astuta y una sonrisa inteligente; está de pie, y sostiene en una mano el retrato en miniatura de una mujer, y en la otra un molinillo de papel, que por esa época era un símbolo de la locura. El segundo retrato es el que tradicionalmente se ha conocido con el titulo de El Bobo de Coria; también es el más famoso de los dos. Calabacillas ya es aquí un hombre maduro. Está sentado en una banqueta de madera, entre dos grandes calabazas que, claro está, aluden a su nombre, y tiene una pierna doblada debajo de la otra y las manos retorcidas en un gesto imposible... En fin, una postura forzadísima, bastante rara. En realidad, casi todos los signos de cordura o de personalidad han desaparecido del personaje: no es sólo la forma en que está sentado, o el gesto de las manos, sino también la cabeza, blandamente caída a un lado, los ojos extraviados, la sonrisa vacía...Claro, las diferencias entre los dos Calabacillas son tan aparentes que algunos han pensado que en realidad son dos personas distintas. Pero, incluso si dejamos de lado, las evidencias documentales, que son concluyentes, ¿ por qué van a ser dos personas distintas? Hay más de diez años de diferencia entre un cuadro y otro. ¿Ni es lógico pensar que los dos retratos reflejan dos momentos distintos de la vida de una misma persona? Recuerdo haberle leído a un médico en alguna parte que, por su fisonomía, el Calabacilla del primer retrato, más que un bobo, es un truhán. Nada nos impide imaginarle como a un joven ambicioso, ladino y sin escrúpulos que, para poder gozar de los privilegios que la corte concede a los bufones, finge que está mucho más loco de lo que esta en realidad (lo cual explicaría el énfasis del molinillo, innecesario en un verdadero loco), y que, con el tiempo, acaba desarrollando la locura que fingió durante años y que quizás, incipientemente, ya estaba desde el principio en él. El primer Calabacillas sería, de este modo, un personaje de destino; el segundo, porque vive en el puro presente sin memoria ni proyectos de la locura, un personaje de carácter. Hasta podríamos preguntarnos si lo que Velázquez quiso al pintar esos dos retratos no fue mostrar cómo una misma persona puede sucesivamente ser dos personajes; dos personajes antagónicos,además.
PD. Javier Cercas es un escritor que tiene algo que contar, y lo cuenta bien, que para mi, es lo fundamental. El vientre de la Ballena, Soldado de Salamina, Relatos Reales. Todas, novelas suyas interesantes. Y la que más me gustó, La Velocidad de la Luz.
domingo, 5 de julio de 2009
ITACA
Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.
Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.
Ten siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.
Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas.
Constantino Cavafis
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.
Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.
Ten siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.
Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas.
Constantino Cavafis
sábado, 4 de julio de 2009
LA PERPETUA ADOLESCENCIA
TRIBUNA: FÉLIX OVEJERO LUCAS
LA PERPETUA ADOLESCENCIA
Félix Ovejero Lucas es profesor de Ética y Economía de la Universidad de Barcelona.
Un verso del Infierno de Dante, "Che fece viltate il gran rifiuto" ("(aquel) que hizo, por cobardía, la gran renuncia") sirvió a Kavafis para titular uno de sus más hermosos y desoladores poemas:
"A algunos hombres les llega un día
en que deben el gran Sí o el gran No pronunciar.
Pronto se revela quien tenía
listo el Sí: y al pronunciarlo avanza
en sus convicciones y en su honor. Quien dijo No, no se arrepiente. Si otra vez le preguntaran,
no, diría de nuevo. Y sin embargo,aquel no -legítimo-
le abate el resto de su vida".
El poeta nos venía a recordar que hacernos mayores es saber decidir, también para equivocarse. Porque hay que decidir. Bien lo sabemos. Con los años y las despedidas todos hemos aprendido que la vida se parece muy poco a las discusiones escolares. En el colegio podíamos sentenciar sobre el aborto, la guerra o la eutanasia sin sombra de duda, con la seguridad de que nuestras opiniones no comprometían el curso de nuestros días por venir.
Por supuesto, no tardamos en darnos cuenta de que la vida se parecía poco a la escuela. Sí, iba en serio. Nunca escogíamos el guión y nada resultaba gratis. Las preguntas nos llegaban sin avisar y, desprevenidos, apenas teníamos tiempo para meditar una respuesta que, aunque improvisada, nos precipitaba en biografías irreversibles. Al final, también ahora, sarmentosos de historia acumulada, descubríamos que, a tientas y sin mucho trazo, habíamos sedimentado eso que a veces se da en llamar un carácter. No sin angustia comenzábamos a preguntarnos si no estábamos del lado malo de aquella sutil distinción de Cernuda entre quienes imponen a la vida dirección y sentido y quienes dejan que la vida los viva. A esas alturas, con un poco de suerte, los más afortunados ya empezábamos a saber decir que no, a entender que no todo es siempre posible....Ver articulo completo.
P.D. Este articulo es del año 2005, pero sigue de actualidad, en su momento me gustaron estas reflexiones, ahora las pongo aquí.
LA PERPETUA ADOLESCENCIA
Félix Ovejero Lucas es profesor de Ética y Economía de la Universidad de Barcelona.
Un verso del Infierno de Dante, "Che fece viltate il gran rifiuto" ("(aquel) que hizo, por cobardía, la gran renuncia") sirvió a Kavafis para titular uno de sus más hermosos y desoladores poemas:
"A algunos hombres les llega un día
en que deben el gran Sí o el gran No pronunciar.
Pronto se revela quien tenía
listo el Sí: y al pronunciarlo avanza
en sus convicciones y en su honor. Quien dijo No, no se arrepiente. Si otra vez le preguntaran,
no, diría de nuevo. Y sin embargo,aquel no -legítimo-
le abate el resto de su vida".
El poeta nos venía a recordar que hacernos mayores es saber decidir, también para equivocarse. Porque hay que decidir. Bien lo sabemos. Con los años y las despedidas todos hemos aprendido que la vida se parece muy poco a las discusiones escolares. En el colegio podíamos sentenciar sobre el aborto, la guerra o la eutanasia sin sombra de duda, con la seguridad de que nuestras opiniones no comprometían el curso de nuestros días por venir.
Por supuesto, no tardamos en darnos cuenta de que la vida se parecía poco a la escuela. Sí, iba en serio. Nunca escogíamos el guión y nada resultaba gratis. Las preguntas nos llegaban sin avisar y, desprevenidos, apenas teníamos tiempo para meditar una respuesta que, aunque improvisada, nos precipitaba en biografías irreversibles. Al final, también ahora, sarmentosos de historia acumulada, descubríamos que, a tientas y sin mucho trazo, habíamos sedimentado eso que a veces se da en llamar un carácter. No sin angustia comenzábamos a preguntarnos si no estábamos del lado malo de aquella sutil distinción de Cernuda entre quienes imponen a la vida dirección y sentido y quienes dejan que la vida los viva. A esas alturas, con un poco de suerte, los más afortunados ya empezábamos a saber decir que no, a entender que no todo es siempre posible....Ver articulo completo.
P.D. Este articulo es del año 2005, pero sigue de actualidad, en su momento me gustaron estas reflexiones, ahora las pongo aquí.
viernes, 3 de julio de 2009
LAS ELECTRICAS ESTÁN CONTENTAS
martes, 30 de junio de 2009
INSTRUCCIONES PARA DAR CUERDA A UN RELOJ
Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj
Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.
Instrucciones para dar cuerda al reloj
Allá al fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, tome con dos dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente. Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan.
¿Qué más quiere, qué más quiere? Átelo pronto a su muñeca, déjelo latir en libertad, imítelo anhelante. El miedo herrumbra las áncoras, cada cosa que pudo alcanzarse y fue olvidada va corroyendo las venas del reloj, gangrenando la fría sangre de sus rubíes. Y allá en el fondo está la muerte si no corremos y llegamos antes y comprendemos que ya no importa.
Julio Cortázar
CONSTANTINO CAVAFIS
DESEOS
Como cuerpos hermosos de muertos sin vejez
que encerraron, con lágrimas, en bellos mausoleos,
rosas a la cabeza, jazmines a sus pies
así parecen ir pasando los deseos,
sin ser cumplidos, sin apenas merecer
una noche de goce, un claro amanecer.
VELAS
Frente a nosotros,
como una fila de velas encendidas,
-radiantes, cálidas y vivas-
están los días del futuro.
Los días del pasado son
esas velas apagadas.
Las más cercanas todavía humeantes,
las más lejanas encorvadas, frías,
derretidas.
No quiero verlas. Me entristece
recordar su brillo.
Frente a mí miro las velas encendidas.
No quiero mirar hacia atrás y asustarme:
cuán rápido la negra fila avanza,
cuán rápido las velas apagadas crecen.
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