En la Novela de un literato, Rafael Cansinos- Asséns narra acontecimientos que le tocaron vivir muy de cerca. En una recepción organizada por la Asociación de la Prensa en honor del monarca Alfonso XIII : Visto ahora de cerca, me produce más bien lástima, con sus ojos inexpresivos, su cara llena de costurones y su quijada prognata. El machismo de la época queda muy bien reflejado en los relatos sobre Clara Campoamor y Victoria Kent. Lo que cuenta Rafael Cansino Asséns en sus memorias, no lo supera ningún historiador y mucho menos los que tratan de reinventar la historia.
CLARA CAMPOAMOR
En el periódico "La Libertad", conozco a la famosa Clara Campoamor (Clarita, como todos la llaman), esa mujer abogada, diputada, escritora y sin embargo muy mujer, pequeñita, redondita, con una carita de manzana asturiana y una expresión gachona en sus ojos negros.Pero con una energía más que varonil en su carácter. Hablaban en la redacción del tema hoy de actualidad: si debe darse o no el voto a la mujer.
Clarita se declaraba rotundamente partidaria de lo primero. Los demás le objetaban:
-Pero, Clarita, tenga usted en cuenta que la mujer española no está capacitada políticamente, está en manos del cura, del confesor, del director espiritual...empleará su voto contra la República...
-Eso a nosotros no debe interesarnos...Es cuestión de justicia concederle el voto a la mujer y debe concedérsele. La República debe de ser justa y acabar con ese estado de inferioridad, en que hasta ahora se nos ha tenido. Yo en la Cámara votaré a favor del voto para la mujer.
VICTORIA KENT
En la casa de Concha Espina conozco a la famosa Victoria Kent, la discípula de Alvaro de Albornoz y-según los maledicentes- su amiga.
Es físicamente el tipo caricaturesco de la virago, de la antigua sufragista inglesa, sin ningún rasgo femenino, y fea como un hombre feo. Alta, desgarbada, escuálida, con el pelo lacio y de un negro mate, un cuello que se le sale por su tirilla masculina y un cuerpo todo liso, sin pecho ni caderas.
Da la impresión de ser un raquítico, que no ha llegado a desarrollarse y se ha quedado entre hombre y mujer. Su voz débil y opaca confirma esa impresión.
No es posible que una mujer (!) así sea la querida de nadie y por eso hay quién la supone una lesbiana.
Pero esta desgraciada apariencia física no quiere decir que en el fondo no sea una gran mujer, una mujer de talento y corazón, de sentimientos maternales, amplios y generosos...y una mentalidad viril, limpia de prejuicios y supersticiones tradicionales de su sexo...
Podrá parecer físicamente un adefesio. Pero el espíritu la embellece y transfigura a nuestros ojos.
La novela de un literato
Rafael Cansinos-Asséns