jueves, 9 de septiembre de 2010

UN SONETO DISONANTE

"Todo se irá, la tarde, el sol, la vida:
será el triunfo del mal, lo irreparable.
Sólo tú quedarás, inseparable
hermano del ocaso de mi vida"
Alberto Valdivia




No quisiera morirme sin haber vivido,
sin haber exprimido el zumo de mis horas.
Como quien rompe un acta levantada a solas
multiplico por cero las cifras del destino.

Siempre olvido el paraguas en el bar,
el sombrero del tiempo sobre mi cabeza.
Algunos días grises me inyecto en la arterias
la gota que rebosa el vaso del azar.

Deshilvanados trozos de rimas arrimadas.
Balas que silban a la espalda del presente.
Fronteras trasgredidas con pasaportes falsos.

Soy transparente  a la luz de la memoria
vuelvo a calzar los pasos en mis zapatos viejos,
y lamo las heridas del tiempo en estos verso

Alberto Vega

lunes, 6 de septiembre de 2010

EL INFANTE DON CARLOS




 "Si mi hijo fuera un hereje, yo mismo llevaría la leña para quemarlo" 
Felipe II

La relación de Isabel de Valois con su hijastro, el príncipe don Carlos, dio pábulo a comentarios malintencionados acerca de un incestuoso amor cuya verosimilitud no consta en tratado histórico alguno. El hecho de que estuviera prometida a él antes que al rey desató la imaginación del gran poeta alemán Friedrich von Schiller (1759-1805).
En su celebérrima obra “Don Carlos”, escrita entre 1788 y 1789, convirtió al enfermo mental que era el hijo de Felipe II en un héroe romántico que murió por no doblegarse al poder establecido.
Ochenta años después, el músico italiano Giuseppe Verdi (1813-1901), por encargo de la Ópera de París para la Exposición Universal de 1867, compuso una de sus más populares óperas, “Don Carlo”, basada en el drama de Schiller y con libreto de Françoise Joseph Méry y Camille du Locle. Quedó así inmortalizada la más falsa historia de amor que jamás haya existido. 
A Don Carlos, esa desagradable victima de los cruces dinásticos, lo inmortalizaría Schiller como un personaje bello, un príncipe amante de la libertad. Pero, en realidad, el infante era un degenerado físico y psíquico, un loco y un sádico al que le gustaba observar a  las muchachas desnudas mientras eran azotadas con una vara; y a los que le molestaban por algún motivo, los enviaba él mismo al otro mundo, preferiblemente, por la ventana. Cuando un zapatero le traía unos zapatos que le iban pequeños, le obligaba a comérselos.

Lecturas no obligatorias
Wislaba Szymborsa

jueves, 2 de septiembre de 2010

POR LA CALLE DEL AGUA

Ahora que no te quiero
de lo mucho que te quería
¡cuanto me acuerdo!
Isabel Escudero

Y por la calle del agua
yo la veía pasar,
tan bonita y tan soltera,
guapa hasta no poder más.
Hoy, por la calle del agua, he vuelto ha verla pasar,
bonita, pero casada
casada, pero bonita.
Ser madre de la belleza
que el no ser ya novia quita.
Pero lo que yo daría,callecita albaycinera,
por verla otra vez pasar, bonita, pero soltera.

Manuel Benítez Carrasco
 

miércoles, 1 de septiembre de 2010

GOETZ Y MEYER (DAVID ALBAHARI)

"Nunca vi a Goetz y Meyer,así que sólo puedo imaginármelos".

"El Mundo cabe en un olvido" Este verso de jorge Guillen es muy apropiado para este libro del serbio David Albahari. Uno de esos libros llenos de "perlas" y que pasará desapercibido en los estantes de las librerías, y es un pena. Está escrito para poder ver los verdaderos rostros de todos los Goetz y Meyer del mundo y conseguir que no se repita la historia.



Acabo de sembrar la semilla de la memoria entre mis alumnos, una semilla que no daría fruto, pero que si había caído en tierra fértil, a menos impedirían que crecieran las malas hierbas del olvido. Pues cuanto más tiempo se mantenga la memoria, subsistirá la posibilidad , por pequeña que sea, de que alguien un día, en alguna parte, logre ver los verdaderos rostros de Goetz y de Meyer. Ya que mientras esos rostros sean el reflejo del vacío, y puedan ocupar el lugar de cualquier otro rostro, Goetz y Meyer volverán a venir y a reiterar lo irracional de la historia, la cual también convierte en absurdas nuestras vidas.

Pero ¿quién era Goetz y Meyer?
En 1941-42, en plena Segunda Guerra Mundial, tras el denominado «Holocausto por bala», que acabó con casi todos los judíos varones de Belgrado, se produjo en esta ciudad el exterminio de las mujeres, ancianos y niños judíos mediante el sistema de los camiones-cámara de gas, conocidos como «morideros del alma». Wilhem Goetz y Erwin Meyer fueron los dos suboficiales alemanes encargados de ejecutar la tarea.
Con una ironía violenta y una lucidez sardónica y brutal, David Albahari —uno de los autores serbios contemporáneos más importantes— firma con Goetz y Meyer la que quizá sea su obra más personal y autobiográfica (muchos de los miembros de su familia murieron en las mismas circunstancias descritas en este libro).

PERLAS
Las siguientes frases y fragmentos están extraídas de la lectura del libro. Por lo tanto forman parte de la narración, aunque aquí están fuera de contexto:
-"La vida no está en los sustantivos sino en los verbos".
-"El que reconoce que no sabe siempre tendrá una ventaja respecto al que cree saber".
-"Si no podemos fiarnos de los Dioses ¿cómo fiarnos de los hombres".
-"De cualquier modo, la vida es un engaño, en tiempo de guerra y en tiempo de paz. Siempre se trata del mismo esfuerzo denodado para poder durar un poco más de lo previsto".
-"Yo nunca me casé, dicho de otro modo, cuando estemos todos muertos, cuando los granos que somos hayan caído en la vasija del tiempo, nada quedará de la familia de mis padres".
-"El enfado nada aporta, salvo un veneno que se extiendo por las venas y nos nubla la mente".
-"No hay conocimiento definitivo, cada paso representa una vía que conduce a nuevos espacios de ignorancia."
-"El silencio es una valla que rodea la sabiduría."
-"A veces la victoria consiste en reconocer el fracaso".
-"No hay nada más presente que lo ausente".
-"La muerte no se halla sino que viene sola...hay personas que avanzan sin parar en pos de su destino; otras, como mis padres esperan que el destino les llegue".
-"Resulta mucho más complicado ser dueño del propio destino; gobernar el de los demás es más sencillo".
-"La historia es una piedra de molino, y una piedra de molino no se pregunta porqué muele el trigo. Con ochenta y tantos años, la edad que tenían en promedio, uno está contento con que la noche el día y los objetos sigan existiendo, y uno no se pregunta ya por qué sigue vivo".
"La duda es como la levadura no para de subir".

"Sólo nos ocurrirán desgracias si dejamos de contarnos historias, pues si actuamos así, ya nada nos ayudaría a soportar la pesadez de la realidad, aligerar el peso de la vida sobre nuestros hombros, les dije a mis alumnos. Todos dejaron de escribir, casi al unísono, como al dictado y me miraron. ¿Pero la vida no es acaso una historia? preguntaron. No, contesté, sujetando el lóbulo de mi oreja izquierda: la vida es ausencia de historias".

...Y me sentí feliz inicialmente,
pues quién abre los ojos,
quien los abre de veras,
ve un asombro,
un asombro sin límites:

La vida.

Luís Rosales

lunes, 30 de agosto de 2010

TRÉBOLES (JORGE GUILLÉN)


Cada vez que me despierto
mi boca vuelve a tu nombre
como el marino a su puerto.

Este volver a empezar
cada jornada sin ti,
esta sensación de mar
que navego y ya perdí…

Como si mi voz te alcanzase,
murmura: Amour adoré,
¿No puedes oírme? No sé.

Vivos estamos en la frase.
¡Qué lejos ayer de hoy!
Hondo ayer: dos fuimos uno.
Hoy no estás y yo no soy.

Gentes que me son extrañas:
esas que me creen solo
sin ver que tú me acompañas.

Así voy sin ti: perdido
por entre gentes que anulan
nuestro amor bajo su olvido.

La Patria, lejos, en el lodo.
Soledades alrededor.
Navidad a pesar de todo:
hijos, su recuerdo, mi amor.

La memoria, malla a malla,
me cubre armando su mundo.
Interior, mi noche calla.
En tu recuerdo me hundo.

Ya te lo decía yo.
Era imposible el olvido.
Fuimos verdad. Y quedó.

Sobre esta misma almohada
me acompañó su cabeza.
Sé ya ahora cómo empieza
la blancura de la nada.

Despierto y como no estás,
no me suena el mundo a mundo:
nunca a solas hay compás.

¡Estaba yo tan contento
de ser yo, yo para ti!
¡Qué alegría ser así
dos historias en un cuento!

Lo que un día me dijiste
de nuevo suena en mi oído.
La soledad no es tan triste.
Ser es también no haber sido

Jorge Guillén

Estos versos son compuestos a la muerte de su primera mujer Germaine Cahen (en 1947).


Cuenta el escritor Mario Hernández, en el prólogo de la antología del poeta, lo siguiente:
La última etapa de Guillén transcurrió, con su segunda mujer, Irene Mochi-Sismondi (1910-2004), visitado constantemente por amigos, que llegaban de otros lugares de España o del mundo. Irene, romana exquisita, me narró, ya muerto el poeta, esta preciosa escena en una carta:

Éramos muy madrugadores, y cada mañana con Jorge - y lo que tiene más valor, en otoño e invierno, cuando nos quedábamos en Málaga - veíamos subir el sol. Abría las cortinas, se oía mucho el mar, el cielo era oscuro, luego gris, luego pálido y poco a poco rosa.
Jorge esperaba el fenómeno como un espectáculo, con una rodilla apoyada en el borde del sofá bajo la ventana. "Ya está", empezaba a murmurar divertido, pero el sol todavía no estaba. "Ya está", seguía diciendo; "ya está, ya está", en tono siempre más rápido. Era un juego. Y por fin : "Ya está", en letras capitales (es decir mayúsculas), con la cara iluminada de verdadera, profunda alegría. Y el sol era apenas un puntito de fuego y de pronto había crecido y era un día nuevo que había empezado.




miércoles, 25 de agosto de 2010

COSAS DE LAS QUE ME ACUERDO



Del afilador y paragüero.
De las sardineras de Gijón. ¡Hay sardines de ahora vives!
Del vendedor de Miel ¡hay Miel de la Alcarria!
De las vendedoras de leche y, del hervidor de mi madre.
De la primera Televisión que tuvimos en casa, una Vanguard.
De cuando desaparecía la imagen en la Televisión y nos quedamos todos expectantes, hasta que alguien decía, "eso ye de allá". Y todos respirábamos aliviados. Los problemas del más allá, se solucionan mejor que los del más acá.
De la carta de ajuste (eres más aburrido que la carta de ajuste)
Del vino con gaseosa.
Del olor a ocle en Septiembre.
De Matutina, la madre del Traba, que se dedicaba a la recogida del ocle, que servia para todo, desde medicamentos, hasta cosmética, pasando por el plástico. Matutina también vareaba colchones de lana.
De la pérgola del muro de San Lorenzo, donde los domingos de verano, tocaba la banda de música de Gijón.
De Baldomero Cespedes, nuestro Von Karajan local. Con su uniforme, su batuta, su anillo en el meñique y su espectacular reverencia.
Del cine Brisamar, que nombre más guapo.
Del cine de Las Monjas y la censura; mano de monja tapando el escote de la protagonista.
Del cambio de rollo, que aprovechábamos para comer los bocadillos de anchoes y las galletas hechas por manos celestiales y censoras.
De cuando quisimos engañar a un trilero.
-¿Debajo de que cubilete está la bola?
-"En el del medio".
-"En el medio la tengo yo desde que nací".
De los merenderos de Gijón, con sus plátanos de sombra, mesas y bancos de piedra.
De los bailes de Gijón: El Dragón, El parque del Piles, El Oasis, El Jardín y su verbena del Farolillo, fuera luces y las parejas a bailar con sus farolillos: A media luz.
Del grito del Pavo Real en el parque de Isabel la Católica. Ya se secó el arbolito /donde dormía el pavo real.//Ahora dormirá en el suelo, como cualquier animal.
De los grillos en su jaula de plástico.
Del olor de los puros en las tardes de fútbol
Del tabaco de cuarterón, de los celtas y los ideales.
Del mechero de pedernal.


MI MADRE (RICHARD FORD)

Esta es una breve y maravillosa novela de Richard Ford sobre su madre. Podría intentar decir mucho blablablabla sobre la misma, pero para muestra basta un renglón, o ye un botón.

(...)Por mi parte, yo observaba que ella envejecía; veía que la vida no era completamente de su agrado y que hacía casi todo superficialmente, que cogía un trabajo de vez en cuando para terminar dejándolo. Observaba que me quería; a veces me llevaba a parte por la mañana temprano, cuando podíamos estar solos y juntos como dos adultos, para decirme: "Richard, ¿eres feliz?" y cuando le respondía que sí, me advertía: :"Debes ser feliz. Eso es muy importante."
Así transcurría la vida. No completamente sin objetivo. Pero sin un objetivo claro. Tal vez esto sea propio de toda vida con los padres: un sentimiento de que debería alcanzarse una meta, luego el reconocimiento de cual es esa meta insoslayable y finalmente el devolver la atención a lo que está hoy aquí y presente. A lo que sólo está aquí.
Hay algo, cierta esencia de la vida, que no surge con claridad de estas palabras. No hay palabras suficientes. No hay acontecimientos suficientes. No hay memoria suficiente para rememorar toda una vida y ponerla en orden, darle exactitud. En cierto modo, separados durante años, mi madre y yo vivimos uno con respecto al otro de la manera en que lo hacen las personas que se quieren y desean verse más. Como amigos. Ni siquiera he comentado que no interfería. Que aceptaba que mi vida con Kristina hubiera mermado en parte su maternidad. Que no emitía juicios al azar: Que veía sus visitas bien recibidas, ciertamente lo eran. En verdad, ella pensaba que lo que habíamos hecho de la vida, ella y yo, era el resultado natural de acontecimientos anteriores e igualmente naturales. Como antes, tampoco ahora era una psicóloga. Ni le interesaba indagar. Ella jugaba las cartas que le habían tocado. Por una extraña comprensión, sabíamos que eso era la vida. Eso era lo que teníamos. Éramos fatalistas, madre e hijo. Y nos acomodábamos a eso como mejor podíamos. (Pag 61)

(...)La muerte se toma un largo tiempo antes de culminar su tarea. Y en ese tiempo, en su esencia misma, hay una vida que debe vivirse eficazmente. Es lo que hicimos. No nos sorprendió descubrir que la vida que habíamos confirmado aquel fin de semana podría servirnos de sostén para continuar. Había siete años por delante, pero no lo sabíamos. Así que continuamos de la misma manera. Volvimos a estar lejos . A visitarnos. A insistir en que la vida es estar vivo, en la convicción de que muy fácilmente podía ser menos. (Pag 64)

CONSTANTINO CAVAFIS


Oh amigos, cuando yo estuve enamorado
-hace ya tantos años-
no vivía en el mismo mundo
que el resto de los mortales.

Vivía en la lírica fantasía
y aunque consciente de su engaño,
me daba felicidad,
era un sueño cálido y encantador.

Mis ojos se detenían en mi amada
y el amor hacía aún más bello su rostro;
su palacio
era para mi.

Y el barato percal
que la vestía,
te juro que para mí
era más que seda.

Dos brazaletes de bisutería
adornaban sus brazos;
pero yo los veía como joyas
de la más alta calidad.

Su cabeza lucia
flores cogidas en las montañas
mas ¿qué otro tocado
hubiera sido más bello a mis ojos.

Siempre fueron nuestros paseos
felices por ir juntos,
claras sendas sin espinas,
si las había, la tierra las ocultaba.

Ni los mejores oradores ni los hombres más sabios
podrían ahora persuadirme
tanto como el más leve gesto suyo
entonces.

Oh amigos, cuando yo estuve enamorado
-hace ya tantos años-
no vivía en el mismo mundo
que el resto de los mortales.

Konstantino Kavafis

domingo, 22 de agosto de 2010

EL ÚLTIMO GUIÑO

El medico La Pommeraís, había envenenado a su mujer y a su suegra con digitalina después de haberles hecho un seguro de vida para heredarlas, y fue condenado a muerte.
Cuando estaba en la capilla, se le presentó, según la leyenda, el doctor Vespeau, y le dijo: "Caro colega: Como usted sabe, hay la preocupación de que, cuando a un hombre le guillotinan, la cabeza, separada del tronco, tiene un momento de vida en que ve y entiende. Usted, como médico, creo que tendría gusto en servir de experimentación para aclarar este punto científico . Así pues, le propongo que cuando le guillotinen yo cogeré su cabeza y le llamaré por su nombre, y, si usted oye, cierra el parpado derecho".
Según la leyenda, La Pommeraís aceptó la proposición y cuando cayó al cesto la cabeza de La Pommeraís, Velpeau le gritó su nombre y la testa del guillotinado guiñó el ojo derecho.
Pio Baroja

jueves, 19 de agosto de 2010

LOS MILAGROS DEL VINO

 "Date prisa que pronto será la noche"
Leyenda en un reloj de sol


"Sólo por un tortuoso camino
llegamos los hombres a la mansión de las sombras,
cuanto más rapido lo recorremos,
antes llegaremos a nuestra meta el olvido.
¡Bebamos, pues! Y si es cierto que el vino
es el caballo que hace viajar más veloces
a quienes de él gozan, ¿por qué hacer a pie
el viaje fatigoso de la vida?"

Antipar de Sidón

  ♫♫FALLEN♫♫