lunes, 20 de agosto de 2012

BENITO PÉREZ GALDÓS

"El destino -vestido de casualidad- me acercó a ellos".

Vivía Benito Pérez Galdós en el paseo de Alberto Aguilera, antiguo de Areneros. Era un hombre alto, huesudo, de semblante inexpresivo, cerrado a toda emoción. Vestía un traje de paño azul oscuro. Siempre, hasta su muerte vistió igual como si no hubiese tenido más trajes que aquel; y era- chismeaba la gente-, porque todos los que estrenó durante su vida, procedían de un gran corte de paño que compró, de joven, en un comercio de la calle Toledo. Tenía el maestro unos ojillos atisbadores, y penetrantes, pero no decían nada. Eran mudos, herméticos, como sus labios. El autor de "Misericordia" y José Martínez Ruíz-Azorín-, son los mayores silenciosos que he conocido.
Mientras yo explicaba mis pretensiones, don Benito parecía escucharme. A intervalos murmuraba complacido: "Vaya, vaya...", y así muchas veces. Muletilla o bordón con que sabia evitarse la molestia de hablar.

Un hombre que se va
Eduardo Zamacois

No hay comentarios:

Publicar un comentario