UN momento memorable para Billy Wilder fue cuando dirigiendo a Marilyn Monroe en La Tentación vive arriba descubrió a DiMaggio entre la multitud reunida en la Avenida Lexigton de Nueva York para curiosear la escena en la que a Marilyn, de pie en una rejilla del metro para refrescarse, una repentina ráfaga de viento le levanta la falda muy arriba. "¿Qué demonios pasa aquí?", oyeron que DiMaggio exclamaba entre el gentío, y, recordaba Wilder, "jamás olvidare la cara de muerte que puso Joe". Entonces él tenia treinta y nueve años, y ella, veintisiete. Se habían casado en enero de 1954, el matrimonio duro nueve meses, no obstante la disparidad de temperamentos y de tiempos: él estaba cansado de la publicidad, y en ella florecía Tras la muerte de Marilyn, ordenó que hubiera flores frescas en su tumba "siempre".
Retratos y encuentros
Gay Talese
Alfaguara
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