miércoles, 24 de agosto de 2011

PALACIO EPISCOPAL DE ASTORGA Y CASA DE LOS BOTINES



Yendo a Portugal por carretera, vía Galicia, me he detenido algunas veces en León y Astorga para ver las obras que en estas dos poblaciones se hicieron bajo la dirección de Gaudí. El primer encargo fue el de la construcción del palacio episcopal de Astorga, porque en Astorga, capital del país de los maragatos, hay obispo, aun a pesar de ser una población muy pequeña. Ya lo dicen los naturales del país cuando afirman"en Astorga si no hubiera obispo, no habría nada". Todas estas historias se sitúan entre los años 1889 y 1990. Nacido en 1852, Gaudí rondaba los cuarenta años.
El capricho de Gaudí, Comillas
La Sede de Astorga parece haber sido propicia a tener obispos catalanes. El prelado actual es de este país (1962). Felix Torres Amat, autor del Diccionario de autores catalanes. En época de Gaudi dirigió la diócesis J.B Grau Vallespinós que, además de ser catalán, era de Reus, como el propio arquitecto. Sin embargo, no creo que su relación hubiera estado originada por el paisanaje natal. No se conocian. Gaudí era el arquitecto del señor Eusebi Güell i Bacigalupi, hijo del señor Güell i Ferrer, el gran proteccionista y uno de los hombres que más trabajó para la industrialización del país. El señor Güell era cuñado del primer marqués de Comiilas. Entre otras muchas actividades, los primeros marqueses de Comillas, tuvieron mucha participación en el arte piadoso y diplomático de hacer obispos. Esto es lo que explica que el arquitecto tenga una obra en Astorga y una casa de piso en León. Con la muerte del obispo Grau el proyecto de Gaudí cayo en desgracia y estuvo paralizado durante veinte años. En Barcelona, Gaudí decía apesadumbre: "Serán incapaces de acabarlo  y todo quedará interrumpido y desvirtuado..." No fue así. Tras muchas y largas probaturas , el palacio se termino, pero se terminó de mala gana, con un espíritu reticente por no decir adverso.

LA CASA DE LOS BOTINES

León es una capital de provincia de categoría,  con un clima muy fresco, animación y muchas ganas de vivir. Las imágenes tradicionales, levíticas, de León se han desvanecido. Es una población simpática, abierta, que ha superado, en buena parte, el punto abrumador de la vida de provincia sin tener demasiado desconcierto ni caotismo en su marcha ascendente. Sin embargo, toda la población se encuentra como emplazada bajo los efectos de su inmensa, impresionante, prodigiosa catedral gótica. Su volumen es tan considerable que afecta a la totalidad del urbanismo ciudadano. Después de la catedral- que,  dicho sea de paso, presenta unos ventanales que son una maravilla de ensueño-, uno tiene la impresión de que el resto de León es secundario. La catedral lo borra todo y parece como si todo el resto quedase a la planta de sus pies.
Gaudí recibió el encargo por parte de los señores Fernández- Andrés de hacer una casa muy cerca de la catedral. Así fue construida la casa de los Botines, como se la conoce allí. No es una de las obras más gaudianas del arquitecto, pero tiene una personalidad inconfundible. Si la comparamos con la arquitectura coetánea o contemporánea que se ha hecho en León, hay que reconocer que Gaudí se desenvolvió muy bien. Es una casa que no se parece a ninguna otra de León, ni del antiguo reino de León ni de Castilla la Vieja.
La casa tiene un aspecto nórdico y se hizo pensando en un clima inhóspito con temperaturas muy bajas y nevadas abundantes. y persistentes. León es frió y los propietarios de la futura casa tuvieron que insistir para que el arquitecto no olvidase este hecho en su proyecto.El obispo Grau, de Astorga, que le encargó la construcción del palacio episcopal , también insistió en la necesidad de que no se olvidase la calefacción por el amor de Dios.
Es al hacer mal tiempo-sólo hay que mirar las postales que de la casa se ven- cuando sus vistosidad da el máximo rendimiento.Cubierta de nieve remite a alguna construcción que puede verse en Finlandia, pero no de la época en que los rusos construían según los modos neoclásicos italianos o franceses, sino en construcciones más modernas, sometida al pathos del clima invernal en un país de bosque y aguas lívidas.
-Si viera usted esta casa, en invierno, con mal tiempo, le tiritarian las entretelas...- me dice el camarero del café.
Es la reacción natural: por el solo hecho de ser la única casa de León hecha pensando en el invierno- o una de las pocas-, su singularidad acentúa, de una manera, en cierto modo teatral, la frialdad del clima. Gaudí, con al Casa de los Botines se convirtió en un arquitecto de invierno-cosa que no le hace ningún daño, en mi opinión.

Grandes Tipos
Josep Pla 

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