Las hijas de Blum
están envejeciendo.
Estos día fríos de invierno,
al cerrar sus habitaciones,
parece que se detienen para revisar,
tal vez las luces,
tal vez la cortina de la ventana,
o algo que ellas querrían
recordar y que
continuamente se les olvida.
Tú las has visto, cómo
permanecen ahí, perplejas,
(y un poco asustadas)
como si hubieran observado,
inesperadamente,
con el rabillo del ojo,
las vidas que ellas
han debido dejar alguna vez
en alguna parte, sobre una cómoda:
guantes que esperan unas manos.
Charles Wright
están envejeciendo.
Estos día fríos de invierno,
al cerrar sus habitaciones,
parece que se detienen para revisar,
tal vez las luces,
tal vez la cortina de la ventana,
o algo que ellas querrían
recordar y que
continuamente se les olvida.
Tú las has visto, cómo
permanecen ahí, perplejas,
(y un poco asustadas)
como si hubieran observado,
inesperadamente,
con el rabillo del ojo,
las vidas que ellas
han debido dejar alguna vez
en alguna parte, sobre una cómoda:
guantes que esperan unas manos.
Charles Wright
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