Si antes me hubieran dicho:
"-Olvidaras a quien amas",
mil veces habría jurado:
"-Eso no sucederá nunca."
Pero ya que tras un largo desdén
fuerza es que venga el olvido,
bendito sea tu desdén,
pues que trabaja y se fatiga en curarme.
Ahora me maravillo del olvido,
como antes me maravillaba de la firmeza,
y veo ya tu amor como unas brasas
que arden, pero bajo la ceniza.
Ibz Hazm
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