viernes, 27 de marzo de 2015
jueves, 26 de marzo de 2015
miércoles, 25 de marzo de 2015
martes, 24 de marzo de 2015
LA VIDA LENTA
No existe el tiempo: existe su medida.
José Ángel Buesa
Josep Pla fue el mejor escritor de las letras catalana. Después de leer estas notas de los años 1956, 1957 y 1964 a uno le gusta menos la persona pero igual el escritor. Estos cuadernos, donde Josep Pla anotaba el ritmo de la vida diaria, no tienen ningún valor literario y además son monótonos y reiterativas. En el primer cuaderno, cuando tenia cincuenta y nueve años, hace anotaciones como: Estoy viejo, cada día soy más viejo. ¿Cuánto viviré? ¿tres años? ¿seis años? no me dará tiempo a nada. Vivió ochenta y cuatro solo pensando, además de en escribir y leer, en comer y beber de gorra. Mejor de boina. La buena vida me sienta tan mal como la mala. !Qué mes tan sensacional de comer y beber! También sabemos que dormía mal y pasaba frío, esto lo cuenta con estilo. Insomnio del genero estéril. El frío se alambica en el interior de la casa. El hablar le daba sed y lo mejor para la sed es el vino cuando pagaba él y el champagne francés cuando pagaban los otros. Me llevan en coche a Palfugell y me bebo una botella de champagne con el chófer. Hablar me da sed y llego a casa con una borrachera indescriptible. Pero lo peor está por llegar, en el año 1964 le empiezan a sentar mal las langostas. Esto está catalogado como enfermedad profesional y sino que se los pregunte a su amigo el señor Ortiz, director del banco Bilbao "No se hace idea de la cantidad de langosta que tengo que comer para ganarme la vida". Ahora, con acudir a Internet, se puede conocer la verdadera cara de las personas y a algunos más les hubiera valido seguir mostrando el lado ocultao de la luna.
lunes, 23 de marzo de 2015
sábado, 21 de marzo de 2015
jueves, 19 de marzo de 2015
lunes, 16 de marzo de 2015
miércoles, 11 de marzo de 2015
martes, 10 de marzo de 2015
LA QUINTA ESQUINA
La historia explica con facilidad el destino de una clase social entera, pero no puede explicar la vida de un ser humano. La red por medio de la cual los historiadores intentan atrapar los fenómenos de la realidad es de mallas demasiado grandes: mi patio y toda mi vida se cuelan por entre ellas y yo siempre resulto insignificante, carente de interés para la historia.
Hay un sistema para hacerse irrepetible, aunque sea para uno mismo, recordar la propia juventud. Y entonces resulta asombroso. Cuando uno es joven y vive rodeado de jóvenes, le parece que todos tenemos un destino común. Pero pasa el tiempo, los destinos serpentean y se enroscan, arden como una mecha lenta, y entonces cada uno de nosotros se apaga o explota a su manera.
Cuando uno piensa en sus padres ocurre una extraña aberración de la memoria: siempre son viejos para nosotros, y, sin embargo, en aquel tiempo, mi viejo padre tenia poco más de cuarenta años . Hoy podía ser mi hijo.
LA QUINTA ESQUINA
IZRAÍL MÉTTER
miércoles, 4 de marzo de 2015
EN LA ENCRUCIJADA
LA vejez la soledad y yo y también la melancolía nos paseamos juntos
los cuatro sin hablarnos
cada uno se pasea solo pero vamos uno al lado del otro
habríamos dado cualquier cosa por no oír los pasos de los demás
nos compadecemos y nos insultamos unos a otros no nos amamos
pues no creemos unos en otros
habríamos dado cualquier cosa por llegar a una encrucijada y tomar
cada uno un camino diferente pero no estoy muy seguro de que los
demás se alegraran si uno de nosotros muriera
la vejez la soledad yo y también la melancolía nos paseamos los cuatro
sin hablarnos.
Nâzim Hikmet
los cuatro sin hablarnos
cada uno se pasea solo pero vamos uno al lado del otro
habríamos dado cualquier cosa por no oír los pasos de los demás
nos compadecemos y nos insultamos unos a otros no nos amamos
pues no creemos unos en otros
habríamos dado cualquier cosa por llegar a una encrucijada y tomar
cada uno un camino diferente pero no estoy muy seguro de que los
demás se alegraran si uno de nosotros muriera
la vejez la soledad yo y también la melancolía nos paseamos los cuatro
sin hablarnos.
Nâzim Hikmet
martes, 3 de marzo de 2015
lunes, 2 de marzo de 2015
IDA
HABÍA sido acomodador
en el María Cristina,
en la época de mayor apogeo
de las salas de cine,
cuando las colas que se formaban
para entrar a ver
cualquier callu de película
daban la vuelta a la esquina,
vestía uniforme de color granate,
con hombreras y botones dorados...
David González
El acomodador del poema se llamaba Vicente y era el que me suministraba vales descuento para las películas de arte y ensayo que se proyectaban en el cine Brisamar de Gijón. Me acuerdo de verlo en bicicleta con unas pinzas que sujetaban los bajos del pantalón del uniforme de gala. Por aquel entonces el acomodador era una autoridad. En el cine no se movía una mosca sin su visto bueno. Había que esperar detrás de una cinta roja de terciopelo, y, que no se te ocurriera saltarla porque entonces la amonestación verbal de la máxima autoridad hacia que las miradas de los espectadores se clavaran en el que se colaba. IDA es una pelicula que me trae recuerdos de aquella época. Los Cine Centro de Gijón son unas salas donde se pueden ver películas que no tiene cabida en las más comerciales, y además, en versión original. La pantalla está más alta que las butacas chirriantes, solo falta el acomodador. Lunes y miércoles 3.90 euros. Polonia 1960, Ida es una novicia que está a punto de tomar los hábitos, pero antes conoce a su tía Wanda, ésta le revela que es judía y que fue abandona en el convento cuando era un bebe. Una monja judía. La ingenua Ida hace un viaje con su descreída tía en busca del pasado que intuyen terrible. No solo los alemanes maltrataron a los judíos sino que mucha otra gente se aprovechó de su desgracia y eso es lo que nos cuentan en esta peli en la que una imagen vale más que mil palabras. Yo no hubiera triunfado. La pelicula es del 2013 pero da la impresión de estar rodada en la misma época de los acontecimientos gracias a ese blanco y negro tan deslumbrante. Para amantes del buen cine. Abstenerse pájaros voladores.