Manuel Chaves Nogales fue un periodista republicano independiente que narra los acontecimientos con la máxima objetividad. La ruina del país y la muerte de millones de personas no fue otra cosa que el choque entre dos totalitarismos criminales. Destaca en el libro el general José Miaja, Presidente de la junta de defensa de Madrid, que más parece un maestro de escuela bonachón entre los jóvenes componentes de la Junta. Los madrileños la bautizaron como "la guardería infantil". El Gobierno se traslada a Valencia y deja en manos de Miaja la defensa de Madrid. Cuando las municiones empezaron a escasear, Miaja envió unos emisarios a Albacete para que trajeran todas las armas que encontraran a lo que el Gobierno de Largo Caballero se negó, los emisarios echando mano a sus pistolas y a viva fuerza llevaron las armas a Madrid. Miaja infunde entre sus hombres tal sensación de seguridad que, los que dudaban, se terminan entregando ciegamente a la labor. Millares de personas, inocentes en su mayoría, fueron vilmente asesinadas por el terror rojo en Madrid. Cuando Miaja se hizo cargo de la defensa de Madrid los asesinatos continuaban pero al fin consiguió, el día cinco de diciembre de 1936, a las cuatro semanas de hacerse cargo de la situación terminar con el poder rojo. Manuel Chaves Nogales cuenta anécdotas como la de los milicianos de Madrid que van a la guerra en tranvía cuya última parada es el frente. Un telegrama del gobierno fugitivo pidiendo que le envíen la vajilla del palacio de Buenavista es contestado lacónicamente por Miaja: "los que hemos quedado en Madrid también comemos". En el campo de Sachsenhausen, donde estuvimos de visita este verano, el guía nos mostró una foto en la que se veía a Largo Caballero.
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