sábado, 16 de diciembre de 2017

EL ENGAÑADOR ENGAÑADO

APRENDÍ SIENDO MUY joven que era una tarea muy complicada engañar a un profesional del engaño. Ch. manejaba más dinero que ninguno en el barrio, su madre era una profesional del amor. En el Cristo de Candás un trilero nos invitó a encontrar la bolita escondida debajo de los cubiletes. Ch, que era el que ponía las doscientas pesetas, dijo, sin dudar, que estaba en el del medio. La respuesta del trilero cuando levantó el cubilete fue: "en el medio la tengo yo desde que nací". Encima cachondeo.

CUANDO ALGUIEN NOS contaba una mentira utilizábamos la expresión agachate que pasa la bola. El club de los mentiros es un libro de Mary Karr. Los componentes del club pasan el tiempo entre remiendos. Las costuras las pone María Dueñas. Nunca pertenecería a un club que admitiera como socio a alguien como yo. Groucho Marx sería admitido inmediatamente. Un mentiroso nunca dice la verdad.

LAS FLORES DEL árbol de la lluvia recogen el rocío y cuando amanece se cierran para protegerse del sol vertiendo el agua sobre todo lo que está debajo. Una ducha de rocío. 

ELOGIO DE LA LENTITUD. En México los escuadrones de la muerte hacen muescas en la punta de las balas para que giren más lentamente y hagan más estragos en el cuerpo. En algunas ocasiones no llegan ni a salir. 

LA LECHE DE una mujer que estaba criando vertida en los oídos de un niño era un remedio casero infalible contra el dolor de oídos. La flor y nata de la curación

CUANDO MURIÓ LA madre de Ch. fuimos cuatro al entierro. Abrir un criadero de gusanos espanta a la clientela del amor. Uno de los muchos síntomas de cumplir años es que los recuerdos más antiguos se te agolpan en la memoria relegando a los recientes. Me acuerdo de aquel entierro por el olor que desprendía el cadáver cuando llevábamos la caja al hombro. Lo del criadero de gusanos lo leí en el libro de Mary Karr al que hay que dar de comer aparte. 

NO HAY MAYOR castigo que el de un hombre condenado a vivir. Solo lo libera de la condena la pena de muerte. No se admiten las flores del mal.

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