viernes, 24 de marzo de 2017

EL GUARDIÁN ENTRE EL CENTENO

"Lo que distingue al hombre insensato del sensato es que el primero ansía morir orgullosamente por una causa, mientras que el segundo aspira a vivir humildemente por ella".
Wilhelm Stekel
Quizás uno llegó tarde a leer El Guardián entre el centeno o quizás no. Por diferentes causas nunca me apeteció acercarme al libro de J.D. Salinger hasta que leí un articulo de Fernando Aramburu. "Holden Caulfield, protector de la infancia". Confieso que leí el libro con placer pero no como para desear que el autor fuera mi amigo y poder llamarlo por teléfono cuando quisiera. Holden Caulfield se dirige a los lectores con frases como la anterior y en eso si que me identifico con él incluso en lo de ser un completo analfabeto y leer muchísimo. Ante la duda que me planteaba al principio creo que la respuesta es que no llegué tarde a El Guardián entre el centeno porque como dice el señor Antolini a nuestro protagonista: Son muchos los hombres que han sufrido moral y espiritualmente del mismo modo que tú. Felizmente, algunos de ellos ha dejado constancia de su sufrimiento.Y de ellos aprenderás si lo deseas. Del mismo modo que alguien aprenderá algún día de ti si sabes dejar una huella. Se trata de un intercambio que no tiene nada que ver con la educación. Es historia. Es poesía. J.D. Sanlinger dejó huella. A lo mejor a algunos jóvenes les pueda aburrir más que a mi por llegar demasiado pronto al intercambio. El Guardián entre el centeno se convirtió en un best seller en 1951 gracias al enorme éxito entre los adolescentes. El libro lleva vendido desde entonces más de sesenta millones de ejemplares. Jerome David Salinger murió en el 2010.



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