jueves, 1 de diciembre de 2016

PASEOS CON MI MADRE

Me acercaré a las estrellas también desde las Ramblas, al pasar por delante de la Reial Acadèmia de Ciències i Arts de Barcelona, que está encima del teatro Poliorama y por eso no la ve nadie. Desde mil ochocientos noventa y uno, el reloj de la academia a dado la hora oficial en la ciudad y antes la gente iba allí para ajustar el suyo. Todavía hoy algunas personas conservan esta costumbre. Son viejecitos que se plantan ante la fachada con su reloj de bolsillo en la mano , o que entran en el edificio y suben las escaleras hasta el rellano donde otro reloj también da la hora oficial. Esperan a un momento exacto, a un minuto en punto para ponerse en hora y vuelven a la calle. Dentro de la academia se expone en una sala una pequeña y deliciosa exposición de relojes y de antiguos instrumentos de calculo astronómico. Una de las joyas que conservan es una azafea de Azarquiel fabricada en latón a mediados del siglo XIII. Se trata de una especie de astrolabio de carácter universal. Estuvo en la academia el primer observatorio astronómico de Barcelona, pero muy a principios de mil novecientos la incipiente contaminación lumínica de la ciudad obligó a desplazarlo a la montaña del Tibidabo.
PASEOS CON MI MADRE
JAVIER PÉRZ ANDÚJAR


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