viernes, 7 de octubre de 2016

EL CANTÁBRICO EN SU CASA DE GIJÓN

Lunes, 8.-Así estaba hoy el Señor Cantábrico en su casa de Gijón: ebrio de luz, vestido de domingo, arcángel de infinitas alas, un zoo de plumas, una fábrica de espuma, ferretero de encaje. Así se movía, respiraba, imponía su autoridad. Como si le hubieran traicionado o hubiera perdido la razón o recobrado el derecho a no llorar, gozosamente desatado, agresivo, como si hubiera encontrado un nuevo amor, desordenado.

Miercoles, 10.- Ayer el mar se llevó parte de la balaustrada del Paseo Marítimo. Medio Gijón estaba allí. Los viejos del lugar no recordaban "una cosa así". Parecía un día de fiesta, la gente miraba al mar como preguntándose qué le pasaba. Lo miran como se mira a un ser querido o a un hijo pródigo o a un indiano. Que siempre vuelven: unos trayendo desgracias, otros riqueza. Tener el mar cerca de ti es como tener un miembro de familia un poco excéntrico que nunca sabes por dónde va a respirar, a pesar de su aparente normalidad. El agua había subido tanto y con tanta furia que había apagado alguna farola del paseo. Los perros parecían felices, el sol se reflejaba en la arena mojada y la enrojecía, unas nubes densas se coloreaban de rosa . Atardecía.

Noviembre 2011

NUEVA YORK A DIARIO (2011-2011)
HILARIO BARRERO
IMPRONTA

6-10-2016

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