viernes, 15 de julio de 2016

LA PESADA PUERTA DE LA PENA

Me he hecho vieja. Sin previo aviso, "de repente". Mis hijos ya no forman parte de mi vida. Muchos otros se han ido. La única razón por la que he vivido tanto tiempo es porque fui soltando lastre del pasado. Cierro la puerta a la pena, al pesar, a los remordimientos. Si permito que entren, aunque sea por una rendija de autocompasión, zas, la puerta se abrirá de golpe y una tempestad de dolor me desgarrará el corazón  y cegará mis ojos de vergüenza rompiendo tazas y botellas derribando frasco, rompiendo las ventanas, tropezando sangrienta sobre azúcar derramado y vidrios rotos aterrorizada entre arcadas hasta que con un estremecimiento y sollozo final consigo cerrar la pesada puerta. Y recoja los pedazos una vez más. La lista de nuestros pesares y reproches se va acortando. Ya solo nos van quedando amigos y lugares.

Manual para mujeres de la limpieza
Lucia Berlin

No hay comentarios:

Publicar un comentario