martes, 17 de noviembre de 2015

EL CLAN

La familia que reza unida secuestra unida. Arquímedes, así se llama el patriarca del Clan, con un punto de apoyo y una palanca no solo movería el mundo sino que lo secuestraría. El punto de apoyo lo tenía, la dictadura militar, y la palanca también, la prole. Arquímedes era un padre perfecto y muy trabajador, en el tiempo que le dejaba libre el laburo para los milicos, se ganaba un sobresueldo secuestrando. Secuestra que algo queda. Para tapar sus fechorías utilizaba como cómplice y tapadera a la familia. La familia está para echar una mano cuando se necesita. Al cuello. Así que todos manos a la obra. Arquímedes, igual que besugo enamorado, se pasa toda la película sin pestañear. Da la impresión que la palanca la tiene metida entre pestaña y pestaña. "Papá saca la palanca que vamos a secuestrar". Alejandro, el hijo mayor del palancas, un consumado deportista del balón ovalado, se mueve entre las élites bonaerenses donde el besugo pesca. El pez grande se come al chico. Por supuesto, la familia ve la tele unida y cuando llegan los anuncios, papá, en lugar de ir al váter, baja a pegarle un par de hostias al secuestrado para que se calle. Alguien podrá pensar que el guionista se excedió, pues que deje de comerse la chola porque la película está basada en hechos reales que ocurrieron durante la dictadura militar. El invento lo jodió Alfonsín cuando llegó al poder. Estos radicales deshacen las familias. La película de Pablo Trapero es muy recomendable y la actuación del besugo enamorado, Guillermo Francella, sobresaliente, pasar toda la peli sin pestañear tiene su merito.



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