domingo, 26 de julio de 2015

EL INFIERNO IMBECIL

El infierno imbécil lo forman una colección de artículos aparecidos en los años ochenta en diferentes periódicos y revistas. Martin Amis hace un retrato divertido y mordaz de América. Desde Palm Beach, reducto de millonarios, hasta la epidemia del sida que surgió en los años ochenta, pasando por escritores, artistas, políticos y tele predicadores que nos muestran la otra cara Americana. Norman Mailer, Truman Capote, Elvis Presly, y, sus admirados Gore Vidal, Philip Roth, y Saul Bellow. Muchas personas distintas y un imbécil verdadero: Ronald Reagan. Si alguien piensa que la niña de Rajoy o el Bambi de ZP es un invento español, que se vayan olvidando, los nuestros son fotocopias de los imbéciles Americanos. Observas y escuchas a Ronald Reagan de una forma muy parecida a como observas y escuchas a Jimmy Carter, maravillándote de su espectacular precariedad en el reino de las ideas, el lenguaje y la convicción. Estando como están a la cabeza, lo único que tienen que hacer es evitar, o minimizar, las horrendas meteduras de pata que siempre parecen dispuestas a brotar de sus bocas.

La linda Nancy Reagan se sentó al lado de su marido. Como no tardaría en comprobar, su expresión de ojos húmedos y de adoración nunca cambia cuando está en público. Bañada por el aura de Ronnie, mira siempre como Bambi al reunirse con sus padres...El ex gobernador Ronald Reagan subió al podio con un tímido encogimiento de hombros.-Saben, durante la campaña te pasan algunas cosas curiosas-musitó Reagan al micrófono. No hace mucho se me acercó un niño pequeño. Debía de tener, bueno, no más de once o doce años de edad. Alzó la vista hacia mí y dijo: "Señor, es usted muy viejo". (Risas indulgentes al desactivar Reagan sagazmente el tema de la edad.) "¿Cómo era cuando usted era un niño?" . (Larga pausa irónica.) "Bueno, hijo, Cuando yo era un niño pequeño, Estados Unidos era el país más fuerte del mundo. (Aplausos y vítores.) Cuando yo era un niño pequeño, todo ciudadano que trabajaba podía esperar comprarse una casa. (Aplausos.) Cuando yo era un niño pequeño, la gasolina costaba veintiocho centavos el galón." (Vítores.) El niño me miró y dijo: "Bueno, señor.No es usted tan viejo. Las cosa también eran así cuando yo era un niño pequeño". (Risas, aplausos, vítores y gritos.)Sunday Telegraph, 1979

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