jueves, 4 de septiembre de 2014

EL PUENTE

EN brumosas mañanas soñadas muchas veces
acercabas tus pasos con lentitud al río.
Mas llegabas al puente. Cuánta humedad. La niebla
hacía la otra orilla cada vez más lejana.
Él siempre esperó allí, con su mano tendida,
hoy sepultada en el fondo de la infancia y el humo.

¿Por qué, entonces, Fernando, esa vaga sonrisa
y cortés esperanza, esa infantil prudencia
si la mano tendida es la sombra inasible
del amor, de los día por ti mismo deshechos
bajo el lúcido sol de la tarde de junio?

Fernando Ortiz
Vieja amiga
ALMUZARA



2 comentarios:

  1. Recuerdo las mañanas brumosas por las montañas de Cangas del Narcea, y luego que cielo mas azul.

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