miércoles, 4 de junio de 2014

LA RUBIA DE OJOS NEGROS

«Una de las más originales experiencias literarias de estos últimos años… Un thriller magnífico y un homenaje a uno de los grandes escritores de todos los tiempos, Raymond Chandler, y a su personaje estrella: Marlowe, un detective muy privado.» Ramón Ventura, El Periódico de Catalunya


La Rubia de ojos negros es un thiller dónde lo que se cuenta queda en un segundo termino respecto a cómo se cuenta, una novela en la que el lector se pasa la mayor parte de la narración con una sonrisa en la boca. En una de esas tardes de verano en que la Tierra parece detenerse suena el timbre en la oficina del detective Philip Marlowe, era una rubia de ojos negros, negros y profundos como un lago de montaña con un aspecto equiparable a la cuenta bancaria de su madre. El dios de la tarde decidió que el detective merecía un pequeño aliciente. Clare Cavendish acude para que localice a un hombre llamado Nico Peterson. "¿Un amigo suyo?" "No, era mi amante" "si pensaba que me iba a dejar con la boca abierta, se equivocaba". "¿Era?- le pregunte". "Sí. Desapareció de forma bastante misteriosa sin decir siquiera adiós". Esto sólo es el principio de una serie de sucesos que Philip Marlowe se encargará de desentrañar.  
La novela está escrita por invitación de los herederos de Raymond Chandler creador del detective Philip Marlowe. Benjamin Black es el seudónimo de John Baville. Esta es la descripción de la vida de un solitario, me gustó tanto, que la traigo a esta especie de critica de andar por casa.

-¿Qué hay de triste en es eso?- una cólera repentina me hizo hablar con aspereza-. Una vida solitaria te resulta inimaginable. Eres como uno de esos grandes y elegantes cruceros rebosantes de marineros, camareros, ingenieros, tipos con uniformes recién planchados y cordoncillos en la gorra. Requieres todo ese personal, sin mencionar a la gente guapa vestida de blanco que se entretiene jugando en la cubierta. Pero si te fijas bien, hay un pequeño esquife con una bandera negra que se dirige hacia el horizonte. Ese soy yo. Y me siento feliz allí, solo. 

1 comentario:

  1. La Abuela de Miner4 de junio de 2014, 13:11

    Bueno, bueno... los miembros del jurado, después de leer esta magnifica reseña, le concedieron el Premio Príncipe de las letras al escritor John Baville

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