sábado, 25 de enero de 2014

EN EL PRINCIPIO FUIMOS ESPECTADORES DEL MUNDO

En el principio fuimos espectadores del mundo que se reducía a nuestra calle, el centro del Universo. Habría otros mundos pero ninguno era como el nuestro. No me acuerdo cuando tuve el primer reloj, no me hacía falta, el tiempo era una sensación. No hay reloj en el mundo capaz de medir el tiempo de la infancia. Se levanta el telón, se disipa la niebla, es la hora de bajar a la playa. No sabíamos si el destino estaba barajando las cartas, o, quizá, ya estaba escrito, eso nos tenía sin cuidado, nuestras preocupaciones no llegaban más allá de la noche. Las golondrinas traían la primavera que precedía a un larguísimo verano, el final del mismo llegaba con la recogida de las casetas y con las mareas de Septiembre invadiendo el arenal. Con las mareas, el aire se llenaba de olor a salitre; entonces, aparecía una gente, decían que eran portugueses, a recoger el ocle. Sabíamos de la llegada del otoño, porque con él ,venían los estorninos. Una fría y oscura mañana nos despertábamos con el canto de unos niños, había llegado el invierno y eramos felices, nos esperaban las vacaciones de Navidad. Cuanto menos tiempo queda más deprisa pasa.






Y pensar que después de que yo me muera,
aún surgirán mañanas luminosas,
que bajo un cielo azul, la primavera,
indiferente a mi mansión postrera,
encarnará en la seda de las rosas...


MELANCOLÍA DE DESAPARECER
AGUSTÍN DE FOXA

3 comentarios:

  1. Siempre me gustó la foto de les casetes. De cerca..., de lejos...

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    1. La foto de les casetes ye un clásico en Gijón. Yo no concibo la playa sin elles, son un símbolo.

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