jueves, 21 de marzo de 2013

UNA BIBLIOTECA DE VERANO

Se encontraba mi cuna junto a la biblioteca,
Babel sombría, donde novela, ciencia, fabula,
Todo ya polvo griego, ya ceniza latina
Se confundía.
Charles Baudelaire
Las Flores del Mal

Estaba ya bien entrado julio cuando conocí William Hazlitt.
Me enamoré al momento de su inteligencia, de su sentido del humor, de su perspicacia y finura.
Después de mi tío, era el primer hombre que me infundía un respeto total-por supuesto respetaba a muchísimas mujeres...-.
Era el remedio-aunque pasajero-contra mi angustia, contra aquel dolor sin nombre. La Bienhereuse, como Hazlitt, sólo lo calmaba. E incluso en ocasiones se volvía una cárcel de belleza que tan sólo, tras las tapias, dejaba fuera un poco de realidad; pero dentro-dentro de mí y dentro de la casa-no podía evitar que se pudrieran, poco a poco las lagrimas que no podían manar.
Quería estar a todas hora con él, dedicarle mi tiempo. Casi me convertí en una adoradora del culto Hazlitt.
Le hable de él a Suzanne. Con entusiasmo. Ella sonreía mientras yo barboteaba mis palabras.
-Solo había un problema: William Hazlitt había muerto en 1830. 

UNA BIBLIOTECA DE VERANO
Mary Ann Clark Bremer
Periférica

No hay comentarios:

Publicar un comentario