viernes, 4 de enero de 2013

NO HAY LUGAR PARA LA MUERTE

No hay ningún lugar para la muerte,
ningún átomo que ella pueda destruir,
porque tu eres el Ser y el Soplo,
y tú no será jamás destruido.
Emily Dickinson

En la habitación en la que Emily Dickinson dormía, cuando apagaba la luz, recitaba a su hermana este poema que luego Higginson recitó a su muerte.

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