viernes, 4 de enero de 2013

EL COPAGO EN SANIDAD


“El copago transmite a los pacientes el mensaje de que estorban”

Cuelga el traje de consejero vasco de Sanidad para convertirse en uno de los asesores europeos que apoyará a la Administración estadounidense en la implantación de su reforma sanitaria. Rafael Bengoa (Caracas, Venezuela, 1952) insiste, pocas horas antes de volar a Estados Unidos, en que la clave de la sostenibilidad de la sanidad pública no pasa por alejar a los enfermos con recortes, sino por tenerlos mejor controlados y por cambiar el “comportamiento” del sistema, sus gestores, sus trabajadores y sus pacientes, con estrategias como la que ha implantado en Euskadi.
Pregunta. ¿Los 14 proyectos de la estrategia de atención a crónicos son aplicables a Estados Unidos?
Respuesta. Sí, aunque con adaptaciones, sobre todo en aspectos como dar más voz y control al paciente sobre la enfermedad y la integración de niveles asistenciales. En Estados Unidos tienen proyectos interesantes, pero es evidente que había que hacer algo con el sistema: el 63% de las bancarrotas familiares están causadas por los gastos sanitarios, uno de cada seis no tiene cobertura, los resultados de mortalidad no son buenos, tienen peores datos en vacunación y longevidad que Europa… Todo eso destinando el 17% del PIB a la sanidad, mientras que nosotros solo le dedicamos un 8%, con mejores resultados. Ahora todo el mundo dice que el sistema español es caro, pero, insisto: da mejores resultados que el estadounidense, que con la reforma se va a situar en un 20% del PIB. Si no encuentran un buen modelo de provisión, tendrán un problema económico.
P. ¿En qué se diferencia Euskadi con la aplicación de su estrategia de crónicos?

“No he visto nada que me indique que el sector privado va a hacerlo mejor"
R. La gran diferencia es que en Euskadi nos ponemos en contacto con los pacientes, les decimos que nos importan, y, en otros sitios, con copagos y estas historias, les están diciendo: me estorbas. El copago dice al paciente que estorba. Dos tercios de los enfermos que ingresan en el sistema sanitario son no planificados, no al revés. La sanidad es una organización que tiene que tener un enorme margen de maniobra para encajar esa demanda, algo que no ocurre en las empresas o en áreas como la educación. En Euskadi hemos planteado un sistema en el que sabemos quiénes son esas personas que acuden al sistema, porque las hemos identificado por niveles de riesgo —la mayoría son pacientes mayores con varias enfermedades crónicas—, y no esperamos a que empeoren.
P. Dice que España está mejor que Estados Unidos pero… ¿Es sostenible el modelo?
R. Solo si se hace la transformación que se está sugiriendo hacer. Hoy en día lo es, pero está infrafinanciado en muchos sitios. El problema que tiene es que, si borramos la deuda con los recortes que se están haciendo pero, al mismo tiempo, le dices al sistema que permanezca igual, la deuda simplemente se va a recrear en unos años.
P. ¿Ve a sus exhomólogos del resto de España concienciados con este cambio?
R. Sí, pero en general en España hay una búsqueda de la varita mágica sanitaria, de implantar medidas concretas, aisladas. Sin un proceso de cambio complejo e integral no se logra nada. Es lo que va a pedir Bruselas: mantener el sector público con cambios estructurales. Si no se hace esto, es como meter un poco de copago, un poco de gestión privada… Ninguno te arregla el fondo: nuestro comportamiento y el de los pacientes. El sistema sanitario es como un adolescente: aunque le rescates en un momento concreto, si no incides en cambiar su comportamiento, lo repetirá, el problema volverá y necesitará otro rescate, un nuevo escenario de recortes.
P. Con los recortes no se evitará que sea insostenible.

R. Hasta ahora hemos tenido cada vez más demanda-la tendencia sigue en aumento- y a ese incremento le le hemos dado respuesta con más recursos humanos, más tecnología y más medicamentos. pero eso era cuando el presupuesto crecía un 8% o más. Ahora no contamos con eso y sigue subiendo la demanda. La respuesta es que, o transformamos el sector, o estás abocado a recortarlo. Muchos pretenden que parezca que el sector público es inoperante, pero hemos probado que se puede hacer el cambio.

P. Osakidetza va a cerrar 2012 con 40 millones de déficit.

R. Lo que ocurría antes de eso era que cerraba con 200 de déficit. Hemos bajado en 160 millones y Euskadi va a cumplir con el objetivo del 1,5%. Sin copago y atendiendo a los inmigrantes que, por cierto, no son la causa de los dos tercios de pacientes que llegan sin programar, ni son los complejos y caros.
P. Si fuera usted el consejero de Sanidad de Madrid…
R. No voy a opinar sobre su gestión. Pero lo que veo en España es desorden. Si se lanza la privatización, tiene que haber un grupo evaluando. No he visto aún nada que me indique que el sector privado va a hacerlo mejor que el público. No me movería en esa vía aún.
P. ¿Plantearía una revisión de prestaciones?
R. Hay que empezar a quitar las cosas que no añaden valor clínico. Todos los clínicos saben que hay algunas cosas que no está probado que añadan nada. Están identificadas, hay miles de placas, resonancias… Atajar este punto se puede sentir como un recorte en la ciudadanía, pero no lo es.
P. ¿Hay margen para ajustar?
R. Sí, aún hay mucho margen, desde la implantación de los genéricos a reducir las derivaciones a la red privada, a la que nosotros estamos pagando 60 millones menos asumiendo las operaciones en el sector público. Con los historiales de primaria y especializada integrados impedimos un 20% de la repetición de pruebas, con la receta electrónica se evita un 15% de hospitalizaciones por eventos adversos, un tercio sortea las urgencias controlado en casa…
P. Ustedes han lanzado un producto tecnológico junto a una empresa que lo ha desarrollado. Compartirán los beneficios. ¿Debiera tener la sanidad pública ese enfoque más empresarial?
R. Por supuesto. Hemos aprovechado la fórmula que lanzó la exministra Cristina Garmendia de compra pública innovadora. Creo que somos la única comunidad que la aplica. El sector público y el privado tienen que vivir vidas paralelas, no separadas.
P. Son conocidas sus batallas con las farmacéuticas, la industria del tabaco… ¿le quedan más?
R. La industria farmacéutica es un socio, tenemos que encontrar un modelo de relación más sano. A la del tabaco la combato a muerte; he estado en la OMS, en las conversaciones del convenio marco, he visto a Philip Morris mintiendo descaradamente. Muchos debieran estar en la cárcel. La otra grande es la industria agroalimentaria, porque la obesidad es el mayor problema de salud pública de Europa. En Estados Unidos, que no son muy regulatorios, lo han hecho y está funcionando. Aquí ocurrirá en dos o tres años.
El País (3 de enero del 2003)

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