lunes, 27 de agosto de 2012

MI CALLE

TODO lo que tengo está guardado
en lo que recuerdo...
Carlos Pujol



EN mi calle había una carbonería,
una panadería, un asilo de ancianos
y una tienda de ultramarinos, La Flor.
Avelino, el hijo de los dueños, murió joven.

Casa Castañón era un chigre,
tenía mesas de madera y serrín en el suelo.
Por mi calle pasaban unas señoras con un carro
¡ay sardines de ahora vives!
Mi madre prefería comprar en
la pescaderia de Anita.

¡Las otras eran unas sardineras!

Rionda tenía un llagar y una criada, Florinda.
El marido de Florinda era Zapatero en el portal
de la casa la Trolla.
Los toneles de Rionda tenian una trampilla
por la que nos metíamos a limpiarlos.

A cambio: ¡caramelos!

Mi calle era un pequeño mundo que
olía a Carbón en invierno y a Mar en verano.
Los Reyes nos traían
pistolas de restallu,
y a los más ricos, bicicletas.

Sabíamos que alguien había muerto
porque la gente se reunía en las aceras,
entonces un murmullo recorría mi calle;
cesaba cuando aparecía un coche negro y
bajaba un cura con sotana, entonces,
se hacia el más absoluto de los silencios.

Mi calle termina en la Mar.
Apoyados en la barandilla del paseo
veíamos salir los barcos del Musel.
Allá en el horizonte, está Inglaterra.
Que grande era la calle La Playa,
y que pequeña me parece ahora.

Miner







2 comentarios:

  1. La mia, (mi calle), era más "corta". Pero con vidas muy intensas: Lulú.... Orosia...

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    1. El asilo daba para tres calles La Playa, Ezcurdía y Marqués de Casa Valdés. Lo vendieron y se fueron para Somio. La calle era muy corta, pero en aquel tiempo la gente hacía más vida en la calle que en Casa, la calle era una Casona.

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