martes, 24 de abril de 2012

EL NEGOCIO DE LA BANCA (1)


La mayoría del dinero prestado por el BCE en marzo lo captaron bancos Españoles e Italianos. Los bancos Españoles 316.343 millones de euros, parte de ese dinero lo emplearon en comprar deuda pública. Es más chollo comprar deuda de los países en apuros, entre ellos España, al 5%, que dejarlo en deposito en el BCE al 0,25%.  

Uno de los recuerdos más luminosos, tersos y gloriosos de mi infancia es que en nuestra casa hubiese  un banco, un banco de verdad con cajero y dinero en efectivo, en el que solo tenías que presentarte y firmar un papel para que te diesen crédito. En aquella época, el negocio de la banca era así de sencillo y transparente. Los campesino llegaban por la mañana con su pan y su tocino, además de la botella de aguardiente y los papeles del catastro de su propiedad que el notario les había conseguido, y esperaban su turno. El mediodía era el momento de  llamada "censura", o sea, del examen en que los miembros de la dirección, dos curas viejos, el director del banco y el consejero jurídico, se reunían en "asamblea general" para decidir en votación préstamos de cien o doscientas coronas, tras lo cual se redactaban las letras de cambió pertinentes en el departamento de contabilidad y los clientes se llevaban el dinero a su casa por la tarde.
El edificio era propiedad del banco, y el director daba plazos más que generosos cuando se producían retrasos en el pago del alquiler y hasta concedía a los inquilinos algún que otro pequeño crédito.
El "tío Endre" dirigía el banco con mucho celo y decisión. El banco crecía y prosperaba solo, como cualquier banco que se precie, y el tío Endre únicamente tenía que encargarse de que en cada préstamo los empleados cumplieran las "condiciones bancarias". Creo que me resultaría muy fácil y gratificante retratar al director del banco como alguien más ocupado en estampar billetes de banco en la frente de unos músicos gitanos, según la costumbre, que sellos fiscales en los contratos.Pero entonces llegó un nuevo director y... (mañana más).
Confesiones de un Burgués
Sándor Márai
Salamandra 

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