viernes, 17 de febrero de 2012

ELEGIDO POR LA DESDICHA

A mí me gustaba César Vallejo. Nunca entendí la manía que le tenía Pablo Neruda ni la persecución que ejercía contra él. En España Pepe Bergamín me dijo: "Envidia de La Chirimoya". Así llamaba a Pablo Neruda. "¿No recuerdas  que es muy envidioso? César Vallejo es mucho mejor poeta que él y además los dos son poetas de América y eso, "La Chirimoya" qué no es tonta,  lo sabe y no se lo perdonaba."

Una noche que fuimos con César Vallejo a un mitin, Vallejo quiso colocarse adelante, para no perder ni una palabra de lo que allí se iba a decir. El teatro estaba repleto y nos quedamos de pie en el pasillo, muy cerca del escenario. A mí no me interesaban los oradores, me fascinaba el rostro grave de Vallejo, como si estuviera devorado por un terrible sufrimiento, y no pude quitarle la vista de encima. Él se dio cuenta de como lo miraba y me echó un brazo al cuello, sin dejar de escuchar a los oradores. A su contacto, me invadió una corriente de bondad que nunca más he vuelto a sentir. Aquel hombre era un hombre aparte, era un poeta. Creo que la poesía va unida a la profundidad de la bondad. Todavía veo su suéter de lana cruda y sus ojos trágicos.

César Vallejo nunca se quejó. Tal vez sabía ya, que el hombre moderno tiene el corazón de piedra y que era inútil pedir socorro. Yo sentía que Vallejo era desdichado, pero no sabía la causa a pesar de su mirada febril y terriblemente profunda. Vallejo se sabia el elegido de la desdicha. El desdichado nunca tiene razón, siempre es culpable. Esto lo he comprobado a lo largo de mi larga vida. Nosotros sabíamos que Neruda no lo quería, pero no imaginábamos que su poder fuera tan grande como para hundir a Céasar Vallejo en aquella desgracia. Poco tiempo después supe que Vallejo había muerto de hambre en París. ¡De hambre! No era una frase, era una terrible verdad. Los comunistas tenían razón: unos eran demasiado ricos y otros demasiado pobres, y esto se daba hasta entre los propios comunistas.
Elena Garro
Memorias de España 1937
Salto de Pagina

BORDAS DE HIELO

VENGO A VERTE pasar todos los días,
vaporcito encantado siempre lejos...
Tus ojos son dos rubios capitanes;
tu labio es un brevísimo pañuelo
rojo que ondea en un adiós de sangre!

Vengo a verte pasar; hasta que un día,
embriagada de tiempo y de crueldad,
vaporcito encantado siempre lejos,
la estrella de la tarde partirá!

Las jarcias; vientos que traicionan; vientos 
de mujer que pasó!
Tus fríos capitanes darán orden;
y quien habrá partido seré yo...!

César Vallejo


3 comentarios:

  1. ⊙J⊙ que injusta la vida para algunos ⊙J⊙

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  2. •⌋• ¿QUE OJO TE GUSTA MAS? •⌋•
    PUEDES PASAR POR CAJA.....

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  3. A mí el OjO que me gusta más ye el del Tuerto Oj...¡Lo que hay que hacer para no pasar por caja! Saludos del Rigor de las desdichas. ¡El tuerto es el Rey!

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