miércoles, 14 de septiembre de 2011

DESPEDIDA


El verano se acaba.
Parece que fue ayer cuando llegó de súbito
en su carro de oro.
Venia, jubiloso, por los campos
y a su paso las tierras se colmaban
de espigas y de frutos.
Dispuso que las sombras se apartaran
del corazón del hombre y que creciera
la alegría en su pecho. Estaba todo
lleno del luz, de intensidad. Se hicieron
inmensas las mañanas, y las tardes
no terminaban nunca.
Daba la sensación de que el verano
iba a quedarse aquí ya para siempre.

Pero mirad; se acaba.
Y nos parece que fue breve en extremo
su prodigiosa estancia entre nosotros.
Mirad cómo se marcha; invicto, fulgurante
se aleja por los campos en su carro de oro.
Los días, poco a poco, van menguando.
Y un inicio de otoño que hay en el aire dice
que es muy fugaz la dicha.

Eloy Sánchez Rosillo





1 comentario:

  1. Instantes dichosos debe de haber muchos,pero es la fugacidad del tiempo la que no nos da la oportunidad de vivirlos con la intensidad que se merecen. Serán nuestras limitaciones las que nos impiden captarlos...
    El otoño puede proporcionar algunos...

    Prepara el cazainstantes, Miner.
    El que has atrapado en la fotografía es una preciosidad. ¡¡Y fíjate cuanto tiempo podemos disfrutar en su contemplación!!
    Un par de abrazos. (uno pa Mary)

    ResponderEliminar