viernes, 29 de abril de 2011

EPITAFIO



Murió mi eternidad y estoy velándola.
César Vallejo


DETENED, caminantes, vuestros pasos.
Sabed que aquí reposa alguien que amara mucho
La hermosura del mundo: los árboles, los libros,
La música, el verano, las muchachas.
No preguntéis quién fue, ni desde cuándo
Es ya silencio, olvido de las cosas.
En la tierra que cubre sus despojos
Plácidamente descansad un rato.
Y proseguid después vuestro camino
Bajo el propicio sol que en su noche os desea.

Eloy Sánches Rosillo
Elegias (1980-1983)

jueves, 28 de abril de 2011

SEDIENTA NOSTALGIA





El recuerdo aproxima
el agua a nuestros labios, pero el tiempo
no nos deja beber.
Eloy Sánchez Rosillo

La vibración que notan mis oídos ya no es la de la campanilla de esos trineos que se alejan sino, solamente, la del canturreo de mi sangre. Todo está tranquilo, hechizado, encantado por la luna, por ese espejo retrovisor de la fantasía. La nieve es real, sin embargo, y cuando me inclino hacia ella y cojo un puñado, sesenta años se desmenuzan entre mis dedos hasta quedar reducidos a centelleante polvo helado. Sedienta Nostalgia.

Habla, memoria
Vladimir Nabokov

miércoles, 27 de abril de 2011

EL SECRETO



POR si acaso se asusta la alegría
y se apresura a irse,
se la escondo a la gente y no le digo a nadie
que ha llegado a mi casa después de mucho tiempo.
Hablo con ella, y con frecuencia verla
de nuevo tan cercana
me hace llorar, y río.
Después la dejo sola y yo me voy
a la calle muy serio.
A nadie le diré que ha venido a mi casa.
Espero que esté aquí cuando regrese.

Eloy Sánchez Rosillo
La certeza
Tusquets


martes, 26 de abril de 2011

TARDE DE INVIERNO


TARDE DE INVIERNO

No pienses que fue breve la hermosura
de esos días que hoy cantas, ni escasa la alegría
que la fortuna os diera:
la belleza
sólo un tiempo requiere, y su fugaz reinado
tiene la permanencia de lo eterno.

Confórmate,
y recuerda.
Porque el recuerdo sabe
prolongar el pasado, impedirle a la sombra
su cosecha de olvido.

No lamentes que el fin
ya en en el principio aguarde.
Y sin dolor acepta
la gloria melancólica de saber que has vivido.

Estos bellos versos pertenecen a los poemas, AmistadTarde de Invierno de Eloy Sánchez Rosillo (Páginas de un diario)

lunes, 25 de abril de 2011

LAS CINCO



El sol, antes de irse, luz de las cinco,
quiere pintarlo todo de confusión
y me sermonea:
"Se va un día más
en el que no cumpliste tu deber.
Dejaste todo
para un mañana lleno de nunca.
Todo se frustra.
Nada se ajusta a la esperanza.
Y en cuanto caiga la noche
te quedaras a solas con el futuro imperfecto".

J.E. Pacheco

viernes, 22 de abril de 2011

EL SUEÑO DEL CELTA

EL SUEÑO DEL CELTA
MARIO VARGAS LLOSA
ALFAGUARA

"Aunque sólo por un brevísimo paréntesis de siete días, el "sueño del celta" se hizo realidad: Irlanda, emancipada del ocupante británico, fue una nación independiente."

La novela de Mario Vargas  Llosa cuenta la vida de Roger Casement que fue uno de los grandes luchadores anticolionalistas y defensores de los derechos humanos y de las culturas indígenas de  su tiempo y un sacrificado combatiente por la emancipación de Irlanda. La novela está dividida en tres capítulos El Congo, La Amazonia e Irlanda. Los dos primeros son los más interesantes de la novela. El tercero trata de la lucha que sostuvo Sir Roger Casement  por la emancipación de Irlanda, y, de la ayuda que buscó y encontró, en la Alemania de Bismark  durante la primera guerra mundial. Debido a todo lo anterior sería acusado de traidor por la Inglaterra que le había nombrado Sir por la defensa de los derechos humanos. "...Si Alemania ganaba, Irlanda estaría más cerca de la independencia...El había hecho lo que hizo, no por Alemania, sino por Irlanda.
 La reputación de Roger estuvo en entredicho por la publicación de fragmentos de unos diarios de dudosa veracidad que en los últimos días de su vida, airearon unas escabrosas aventuras sexuales que le valieron el desprecio de muchos de sus compatriotas. "...Mi propia impresión -la de un novelista claro está- es que Roger Casemente escribió los famoso diarios pero no los vivió, no por lo menos integralmente, que hay en ellos mucho de exageración y ficción, que escribió ciertas cosas porque hubiera querido pero no pudo vivirlas.   

EL CONGO
Cuando Roger llegó al África, audaces mercaderes, las avanzadillas de LeopoldoII, comenzaban a internarse en el territorio congolés y a sacar los primeros marfiles, pieles y canastas de caucho de una región llena de árboles que transpiraban el látex negro, al alcance de quien quisiera recogerlo.
Esa riqueza era la maldición que había caído sobre esos desdichados y, de seguir así las cosas, los desaparecería de la faz de la tierra. A esa conclusión llegó en esos tres meses y diez días: si el caucho no se agotaba antes, serían los congoleses los que se agotarían con ese sistema que los estaba aniquilando por cientos y millares.
En todas las aldeas que Roger visitó, las quejas de los caciques eran idénticas: si todos los hombres se dedicasen a recoger caucho ¿cómo podrían salir y cultivar mandioca y otros alimentos para dar de comer a las autoridades, jefes, guardianes y peones? Además, los árboles de caucho se iban agotando, lo que obligaba a los recolectores a internarse cada vez más lejos, en regiones desconocidas e inhóspitas donde muchos habían sido atacados por leopardos, leones y víboras. No era posible cumplir con todas esas exigencias, por más esfuerzos que hicieran.
           LA AMAZONIA 
 Los barbadeses me han explicado que muchos indigeneas están marcados con las iniciales de la Compañía: CA, es decir, Casa Arana. Como las vacas, los caballos y los cerdos. Para que no se escapen ni se los roben los caucheros colombianos.
Roger comprendía el estado de ánimo de sus compañeros. Si a él, que, después de veinte años en África, creía haberlo visto todo, lo que aquí ocurrió lo tenía alterado, con los nervios rotos, viviendo momentos de total abatimiento, cómo sería para quienes habían pasado la mayor parte de su vida en un mundo civilizado, creyendo que así era el resto de la Tierra, sociedades con leyes, iglesias, policías y costumbres y una moral que impedía que los seres humanos actuaran como bestias 
(...)Unas elecciones muy particulares porque, según la ley electoral peruana, para tener derecho a voto hay que ser propietario y saber leer y escribir. Esto reduce el número de electores a unos pocos centenares de personas. En realidad, las elecciones se deciden en las oficinas de la casa Arana.
(...)Las acciones de la empresa de Julio C. Arana empezaron a caer en la Bolsa de Londres. Y, aunque ello se debía en parte a la competencia que ahora hacían al caucho amazónico las flamantes exportaciones de caucho procedente de las colonias británicas del Asia - Singapur, Malasia, Java, Sumatra, Ceilán- sembrado allá con retoños sacados de la Amazonía en una audaz operación de contrabando por el científico y aventurero inglés Henry Alexander Wickham, el hecho neurálgico del derrumbe de la Peruvian Amazon Company fue la  mala imagen que adquirió ante la opinión pública a raíz de la publicación del libro azul.

martes, 19 de abril de 2011

ISMENE (YANNIS RITSOS)

(Un joven oficial de la guardia había solicitado ser recibido por la señora de la casa. (...)La audiencia le fue concedida.(...)Una inexplicable quietud y expectación. Quizá por eso ella comienza a hablar, como para llenar vacío o evitar la irrupción de algo indelicado y, sin embargo, ineludible:) 



Haría bien en venir de vez en cuando-es algo que me agrada. Aquí
el tiempo transcurre con lentitud; ya nadie viene ni se va,
solo el habitual deterioro de la madera de los muebles,
de las vigas en el techo, de los suelos y las escaleras,
de los enlucido, lo utensilios, las cortinas y los goznes-
deterioro lento, herrumbre silenciosa, sobre todo en las manos y los rostros.

Los grandes relojes de pared se detuvieron- ya nadie les da cuerda;
y si alguna vez me paro frente a ellos, no es para ver la hora,
sino mi propio rostro reflejado en su cristal,
curiosamente blanco, como el yeso, impasible, ajeno al tiempo,
mientras en sus foscas profundidades las agujas detenidas,
justamente más allá de mi imagen, simulan un bisturí sin movimiento
que no sirve ya para abrir una herida, no tiene
nada que extraerme-miedo o esperanza, espera e impaciencia.

(...)

Si me quitara todas las pulseras, si por la noche dejara sueltos mis cabellos
si desatara los cordones de mis sandalias y, sobre todo, si me sacara
estos pesados collares que me aprietan la garganta como argollas
apuesto a que saldría volando, me volatilizaría. No quisiera.
Quizá por eso los uso, De alguna manera me fijan,
aunque con frecuencia me estorban;
-aun en sueños los llevo puestos,como si fuera
un perro al que yo misma he atado frente a una puerta caída.

Un foso de silencio-como dijera usted-rodea esta casa,
respetable o no-mejor si no existiera. Por aquí cerca, quizá dentro de mi,
hay un corredor estrecho, sin claraboyas,
sin lamparas ni puertas,-no conduce a ningún lado; huele
a tablones podridos, a polvo, moho, cucarachas, huele a tiempo envejecido;
hombres silenciosos pasan llevando sillas desvencijada
grandes cajones de madera, cuadros, vetustos espejos-

A veces cae un cristal, un clavo o la lívida mano
del retrato al óleo de un mariscal o un ramo de violetas
de las manos diáfanas y delicadas de una dama dibujada-
nadie se agacha a recogerlas; por otro lado, ni siquiera se ven
en medio de esa pacificadora persistencia de las sombras, donde todo
ha pasado al dominio de lo no explotado, de lo no expresado,
del silencio de los ratones.
Lo único que se oye es el pasar de los ratones (para nada sus roeduras-
esas cosas ya no tienen densidad, no son roíbles), solo
su paso arrastradizo por las paredes y por nuestro cuerpo
o, más bien, dentro de nuestro cuerpo.

Bella ocupación la de seguir ese derrumbamiento silencios
hacia un vació tan hondo (sin fondo y sin fin)
que infunde una sensación de inmensidad
algo como las grande ideas que nombramos con orgullo:
libertad, inmortalidad, eternidad y otras.

Yannis Ritsos

lunes, 18 de abril de 2011

EL CORAZÓN DE LOS HUMILDES


"La única amenaza absoluta a la vida es la nada".

"Hay que desconfiar, pues, de quién trata de convencernos con argumento distintos de la razón, es decir de los jefes carismático: hemos de ser cautos en delegar en otros nuestro juicio y nuestra voluntad"

Si esto es un hombre
Primo Levi


Coimbra 14 de Abril de 1945.  Roosevelt murió anteayer, y los periódicos traían hoy en primera pagina los titulares del costumbre. Pero como en esta ocasión se trataba realmente de un gran hombre, de un honrado y noble demócrata, de la flor y llama de todo un pueblo, también venia una columna en las paginas interiores contando algo maravilloso: un negro había ido a despedirse de él y, con su acordeón, había tocado junto al ataúd esa aria que al muerto tanto le había gustado en vida.
Roosevelt ha muerto desgastado y quemado por esta guerra que deshonra al mundo entero. Otros estadistas, además de él, se desgastan y se queman en ella. Pero si fuese Churchil por ejemplo, el que hubiese muerto, ocurriese lo que ocurriese en Londres, nada podría tener la sencillez y la pureza del gesto de ese negro. Ningún mendigo, ningún empleado de la City sería capaz de creer que el difunto pudiera oír desde el otro mundo su canción. Un tipo que visita los barrios bombardeados fumando puros de una libra, no parece ofrecer muchas garantías de oír en el cielo baladas sentimentales. Así que, el destino, que quería herir de veras, escogió como victima a aquel en cuyo cuerpo había arraigado el sufrimiento, y cuya alma estaba prendida en el corazón de los humildes.

Diario 
Miguel Torga

miércoles, 13 de abril de 2011

EL MAÑANA QUE NUNCA LLEGA



"Hoy no fío, mañana si?


Los romanos eran muy ejecutivos, y se burlaban de los indecisos, hay una sátira de Marcial( siglo I) sobre un personaje al que intencionadamente llamó Póstumo (nombre que sí existía): No tendrás vida póstuma (fama) si dejas todo para mañana.


Cras te viscturum, cras dici, postume, semper.
Dic mihi, cras istud, postume, quando venit?


Mañana tú vivirás, dices Póstumo, siempre.
Dime, el mañana ese, Póstumo, ¿cuándo viene?

En 1926 Los hermanos Fidencio y Alberto Lomelí Gutierrez, crearon la melodía  "El son de la Negra", todo un símbolo en México. En la canción se habla del mañana que nunca llega "Hoja de papel volando". La letra la escribió Fidencio y se refiere a su novia que se llamaba Albina Luna, lo de la negra se lo pusieron por cariño, no por Negra...Albina.

Negrita de mis pesares
hoja de papel volando,
a todos diles que sí,
pero no les digas cuando.
Así me dijiste a mí,
por eso vivo penando.

EL SON DE LA NEGRA

"Letras libres" (Gabriel Zaid).

PERO el mañana llega, y, que mejor que unos bellos poemas del cubano Waldo Leyva.

"Cuando todo resulte, sólo quiero
que alguien recuerde que al fuego puse
mi corazón, el único que tuve,
que yo también fui hombre de mi tiempo,
que dudé, que confié, que tuve miedo
y defendí mi sueño cuanto pude".

"Lo único importante
que ocurrió en el planeta
fue descubrir tus ojos
y sentir tu mano
ordenándome el pelo...
Que mejor epitafio
para el pobre universo que habitamos"

Waldo Leyva

VALE, ya llegó el mañana, ahora todos queremos ir al cielo:

En un lugar de México, para asegurarse de que sus feligreses entendían la maravilla que es el cielo, el párroco pregunta:

-Vamos a ver. ¿Quiénes quieren ir al cielo?
En la misa están todos: campesinos, artesanos, tenderos, autoridades, prostitutas, curanderos y caciques. Y todos levantan la mano, excepto un viejo campesino. El párroco, extrañado, le pregunta por qué. Y el disidente ofrece su mejor excusa:
-Es que este viaje va muy lleno.


sábado, 9 de abril de 2011

EL LEVIATÁN (JOSEPH ROTH)

De la traición a uno mismo y de la venganza del destino nos habla el Leviatán de Joseph Roth. Nissen Piezenik es un comerciante de corales de la pequeña ciudad de Progody que ama los corales auténticos. Jenö Lakatos, un comerciante de Budapest e importador a tierras rusas de corales de celuloide que, cuando se encienden, arden tan azuladamente como la cortina de fuego que rodea el infierno, le ofrece a Nissen Piezenik corales más baratos, !de celuloide amigo mio! Y Niessen  se traiciona a si mismo mezclando  los corales de celuloide con los auténticos y, lo que es peor, traiciona a las plantas más nobles del submundo oceánico, criaturas del pez original Leviatán. 
En la pequeña ciudad de Prorody vivía en otro tiempo un comerciante de corales, conocido a la redonda en toda la región por su honradez y la excelencia y fiable calidad de sus géneros...En el transcurso de su larga práctica como comerciante de corales había observado a menudo cómo los corales que -a pesar de su color rojo-habían sido dejados pálidos y cada vez más pálidos en sus armarios comenzaban a relucir de pronto cuando colgaban del cuello de alguna campesina hermosa y sana, como si se alimentasen de la sangre de las mujeres. A veces llevaban al comerciante ristras de corales para que los compraran de nuevoy él se daba cuenta enseguida de si habían sido llevados por mujeres enfermizas o sanas...En las hermosas tardes, cuando el sol poniente enviaba su dorado saludo de despedida a través de la ventanas enrejadas de Piczenik y los montones de corales de todas clases y colores, animados por su resplandor melancólico y al mismo tiempo consolador, comenzaban a iluminarse, como si cada piedrecita tuviera una luz diminuta en su fina cavidad, llegaban los campesinos alegres y alegrados para recoger a las campesinas, con sus pañuelos azules y rojizos llenos de monedas de plata y cobre y con pesada botas claveteadas que crujían en las piedras del patio. Los campesinos saludaban a Nissen Piczenik con abrazos, besos y entre risas y llantos, como si volviesen a encontrar en él, después de decenios, a un amigo que no hubieran visto y al que hubieran echado mucho de menos. Le tenían aprecio querían incluso a a aquel judío tranquilo, grandullón y pelirrojo, de ojillos de porcelana azul, sinceros y a veces soñadores, en los que habitaba la honradez, la probidad del comercio, la sagacidad del experto y, al mismo tiempo, la tontería de alguien que nunca había salido de la pequeña ciudad de Progrody.Tenía su propia teoría, muy especial, sobre los corales. En su opinión eran, como ya he dicho, animales marinos que, en cierto modo sólo por inteligente modestia, fingían ser árboles y plantas, a fin de no verse atacados y devorados por los tiburones. Era ardiente deseo de los corales ser cogidos y llevados a la superficie de la tierra, tallados, pulido y ensartado, para servir finalmente al verdadero fin de su existencia: ser joyas de las hermosas aldeanas.



martes, 5 de abril de 2011

LA FELICIDAD NO ES MÁS QUE UNA PALABRA...



La felicidad no es más que una palabra: no te molestes en buscarla...
Luis Rosales

LECCIÓN

Oigo todos los días,
al amanecer,
un bonito poema
cantado por un mirlo
madrugador.
Un poema de amor
sencillo y desprendido,
que deja en mi oído
avergonzado
la lección virginal
de lo natural
que es siempre igual y siempre variado.

Coimbra, 22 de diciembre de 1972. Se me estaba quejando amargamente de la vida, sin pensar que ésta tiene la riqueza que nosotros tengamos. Y, cordialmente, quise hacérselo ver.

-En ese caso, soy muy pobre...-se lamentó.
-A lo mejor no. Piénselo bien, que a veces nos dejamos olvidado en los bolsillos.


MADRIGAL DE LOS CINCUENTA AÑOS

Con las mismas palabras del pasado,
digo que te deseo, ¡vida!
Y como un enamorado
que agiganta su pasión, ya agigantada,
prometo serte fiel sin esperanza.
Fiel a la consciente
temeridad
de amar intensamente
sin mocedad...

Coimbra, 26 de octubre de 1973. Al terminar la consulta, se desahogó:

-La vida no tiene sentido...
-No. En si mismo no lo tiene...-le respondí-.
Pero tiene el sentido que nosotros le demos. Tiene nuestra riqueza, nuestro entusiasmo, nuestro orgullo...O nuestra cobardía.

MIGUEL TORGA


domingo, 3 de abril de 2011

POR SUS SOLITARIAS LOS CONOCERÉIS

LA ESPAÑA NEGRA
JOSÉ GUTIÉRREZ SOLANA
EDICCIÓN Y PROLOGO
ANDRÉS TRAPIELLO
LA VELETA

DIGAMOSLO desde la primera linea, para que nadie pueda no advertirlo: es La España Negra, del pintor José Gutiérrez Solana, uno de los libros más singulares, expresivos y hermosos de nuestra literatura...
Andrés Trapiello

LAS SOLITARIAS DE ÁVILA

Entro en una botica a comprar un sello para el dolor de cabeza; en una mesa vi un gran tarro lleno de solitarias; todas parecían estar rabiosas y alguna tan enroscada y furiosa que parecía comerse la cola; otra, parecía morder a la de al lado, todas con caras distintas y terribles; algunas tienen dos cabezas; estas solitarias eran blancas y muy lavadas, con cintas largas y anillosas; estaban en el fondo del alcohol como aplastadas, algunas salían y asomaban el cuello fuera de la superficie del líquido; las más rebeldes habían dejado la cabeza y parte de su cuerpo en el vientres de sus dueños, que las alimentó y llevó consigo tanto tiempo. El dueño de la botica, con su batín y un gorro del que colgaba una borlita, las miraba con cariño porque él las había catalogado y puesto las etiquetas en los frascos: "solitaria del gobernador de Ávila", la del obispo; la del canónigo don Pedro Carrasco estaba gorda y era tan larga y bien alimentada que llenaba casi el frasco; al lado había una amarilla y delgada de no comer, que parecía quejarse y querer protestar de su mala vida pasada; era la del maestro de escuela del pueblo don Juan Espada; otra, como si le hubiera entrado la ictericia, tenía la cara con la boca abierta hundida junto al pecho y tenía un color verdoso, era del jefe de la adoración nocturna, don Peláez; otra, era todo ojos, y la más rabiosa pertenecía a Doña María Olvido, dama noble, comendadora y provisora del ropero de los pobres. El boticario tenía un lobanillo detrás de una oreja y se había dejado crecer un largo mechón de pelos para taparlo; pero el lobanillo salia afuera descarado y carnoso como la pelleja de un pollo desplumado. Cuando estaba más distraído en esta botica, viendo los tarros de las medicinas, sentí unas uñas que se clavaban en mis pantalones y un gato empezó a darme de cabezadas en las piernas; debía estar muy hambriento.