domingo, 27 de febrero de 2011

CORRER

CORRER
JEAN ECHENOZ
ANAGRAMA

Me daba un poco de recelo leer esta novela, ya que cuando veo a alguien corriendo  me vienen a la mente todos los Forrest Gump del mundo y me entran ganas  de gritarles: ¡dejar de correr, que vais a morir igual pero más cansaos! Pues nada de eso, "Correr" se lee en poco más de dos horas, que es el tiempo que necesitó  Emil Zátopek para correr los cuarenta y dos Kilómetros de la maratón del Helsinki y, conseguir la medalla de oro.  La historia está narrada con gran  fluidez e ironía por el escritor Jean Echenoz. 

La hechos que se cuentan en la novela,  transcurren en el periodo que va, desde la invasión alemana de Checoeslovaquia a la toma de Praga por las tropas soviéticas  y cuentan la vida  de Emil Zátopek (La locomotora humana).  Esa máquina es un motor excepcional en el que se ha omitido montar una carrocería.Cierto que hay quien sostiene que su corazón está hipertrofiado, que tiene un diámetro por encima de la media y que late a un ritmo menor. Pero una comisión técnica médica, especialmente reunida en Praga a tal efecto, desmiente todos esos rumores y afirma que nada de eso, que Emil es un hombre normal, que únicamente es un buen comunista y que eso lo cambia todo. Emil solo corre de rojo, representando a su país en los estadios exclusivamente con el color de la revolución proletaria. Pero Emil no era tan buen comunista.

Cuando llega al poder Alexander Dubcek y abre el país a Europa,  Emil apoya esta apertura. Esto no es bien visto en Rusia y, los soviéticos invaden Checoslovaquia siendo Emil  destituido de su cargo en el ministerio de deportes, también se le da de baja del ejército y se le prohíbe residir en Praga. Y es reconvertido de atleta y militar  en el Basurero más aclamado de la historia.
Al cabo de esos seis años, la hermana mayor del socialismo y sus apoderados pragueses, que han convertido a Alexandr Dubcek en jardinero, deciden que Emil regrese a la capital, pues se les ha ocurrido la idea de ascenderlo y convertirlo en basurero. La idea parece buena, ya que la intención es humillarlo, pero no tarda en demostrase que no es tan buena. En primer lugar, cuando Emil recorre las calles de la ciudad tras el camión con su escoba, la gente lo reconoce de inmediato y todo el mundo se asoma a las ventanas para ovacionarlo. En segundo lugar, como sus compañeros de trabajo  se niegan a que él recoja la basura, se limita a correr a pequeñas zancadas, en medio de los gritos de aliento como antes. Todas las mañanas, a su paso, los habitantes del barrio donde le toca trabajar a su equipo bajan a la calle para aplaudirlo, vaciando ellos mismos su cubo en el camión. No ha habido en el mundo basurero más aclamado.

Emil Zátopek se da a conocer en el campeonato de las fuerzas aliadas que se celebra en Berlín, donde llega en tren con trasbordo en la ciudad Alemana de Dresde. A Berlín llega por la tarde  solo y muerto de hambre, se las ingenia para llegar al estadio donde le informan que la prueba no tendrá lugar hasta el día siguiente. Aparece un solo individuo detrás del cartel de Czechoslovakia, solo y vestido con un escueto pantalón corto y la parte superior de un descolorido chándal, el estadio entero se despepita de risa. Todo el público se levanta para verlo mejor. Los enviados especiales se sacan las libretas del bolsillo y se relamen salpimentando los adjetivos de que echan mano para reflejar adecuadamente la escena, los reporteros de noticiarios la filman y la fotografían encantados mientras afilan las uñas. Emili decide salir a toda velocidad, necesita poco tiempo para zafarse de sus adversarios más potentes. Es tal el ritmo que no tarda en sacarles una vuelta al resto de los corredores. Ante eso, ochenta mil espectadores se levanta a una gritando, pues Emil les depara un espectáculo nunca visto hasta entonces: tras sacarles esa vuelta a todos sus adversarios, comienza de nuevo a rebasarlos uno tras otro y, conforme ellos acusan el golpe  y aminoran lamarcha, él va acelerando cada vez más.

En Londres (1948) Emil consigue la primera medalla de oro del atletismo checoslovaco. El día que en que Emil debe correr los diez mil metros la atmósfera es pesadísima, agobiante, un tiempo de tormenta que no acaba de decidirse. Pero Emil lo pulveriza todo, lo aniquila todo. Al llegar a la meta, todo el mundo imagina que tras semejante esfuerzo, tras demostrar unos recursos a tal punto sobrenaturales, el diabólico Emil  no puede sino despolomarse. Pues nada de eso.Por el contrario, se pone a dar brinco por el estadio, va a buscar un vasito de agua a pequeñas zancadas. Regresa corriendo hacia la tribuna  de los vencedores, propina una cordial pero respetuosa palmada en la espalda al doliente Heino y, piruetado, se yergue en impecable equilibrio sobre las manos, corriendo incluso unos metros sobre ellas, por variar un poco.

En Helsinki consigue medalla de oro en los diez mil, cinco mil metros y la Maratón en la que corre con la más absoluta serenidad, contesta con breves gesto a los gritos del público  que se agolpan a su paso, intercambia alguna que otra broma con los ocupantes de los coches que siguen la carrear, guiña el ojo a quienes se  extrañan de su abrumadora superioridad. En estas mismas olimpiadas su esposa Dana Ingrova consiguió medalla de oro en lanzamiento de jabalina.Un poco Forrest Gump si que era, algunas veces cogía las botas, el mono,  un gorro de lana y, ¡Ala a correr kilómetros! 



1 comentario:

  1. ¡¡agotada quede!!, pero creo que Emil demuestra que no hace falta el dopaje, solo hay que ser bueno en lo que elijas y seras el mejor.....
    ¡¡Tu si que yes el mejor!!
    critico literario aficionado,¿que estabas pensando ya?....

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