sábado, 8 de enero de 2011

LA SAL DE LA LENGUA


LA SAL DE LA LENGUA

Escucha, escucha: tengo aún
algo que decir.
No es importante, lo sé, no va
a salvar el mundo, no cambiará
la vida de nadie-¿pero quién
es hoy capaz de salvar el mundo
o cambiar tan sólo el sentido
de la vida de alguien?
Escúchame, no te entretengo.
Es poca cosa, como la llovizna
que llega lentamente.
Son tres, cuatro palabras, poco
más. Palabras que te quiero confiar.
Para que no se apague su lumbre,
su lumbre breve.
Palabras que he amado mucho,
que tal vez ame todavía.
Ellas son la casa, la sal de la lengua

Eugénio de Andrade

No hay comentarios:

Publicar un comentario