jueves, 23 de septiembre de 2010

LOS COLEGIOS (JOSÉ GUTIÉRREZ SOLANA)

"En plena insubordinación"Grabado anónimo (1898)

Las mesas negras de madera, las carteras viejas...Los tinteros metidos en los agujeros son de plomo y tienen metidos trapos o algodones para conservar la tinta (que no se evapore). La tinta es como agua, que el maestro la echa cuando se quejan. El maestro la echa de una botella que tiene en su mesa, encima de una tarima, donde tenía las esferas: la esfera armilar y la terrestre.En la mesa tenía, en los cajones, la tiza y las cartillas suyas, que invento y que ensañaba a los chicos. La a, decía, parece un perro sentado.
Tenía unos punteros, el corto y el largo, que los hacía rebotar en las cabezas. El puntero largo llegaba desde la mesa a todas las cabezas y algunas veces se equivocaba con las manos porque le temblaba el pulso y daba con el puntero al aplicado. Algunas veces hacía registros y sacaba de los bolsillos (...) y hondas. Algunos llevaban en los bolsillos un arsenal de cosas, todas de su propiedad, que quedaban en manos del maestro.
Había un chico que se había empeñado en ver todo lo que tenían dentro los bichos: cucarachas, moscas, mariposas... Tenía ideas de naturalista y se había hecho de una alfiler una espada de torero, con el puño forrado de hilo encarnado, y daba estocadas a las moscas o les ponía papeles en la cola y volaban por la habitación. Otro chico se entretenía en tirar al techo bolas de papel mascado.
De los tinteros de plomo con trapos que había en las mesas se solía sacar con la pluma un trozo y emborronaban toda la plana que estaban escribiendo con tanto cuidado. A veces, había un chico que estaba escribiendo una orla poniendo todos los sentidos, y venía un chico que empujaba con el codo.
El maestro también suele castigar a los chicos metiéndolos bajo la mesa y cerrando la salida con el banquillo forrado de alfombra donde pone los pies.

LA ESCUELA
(...) En lo concerniente a la escuela, el alma de ella era el maestro Borricón, uno que con el cura D. Nicolas era de los tipos más salientes de Arredondo. Era un hombre alto y fuerte que llevaba siempre puesto en clase un gorro como de dormir, de algodón negro, y un ancho levitón de color café, muy grueso, lo mismo en invierno que en verano, que se subía hasta el cuello, abrochado con grandes botones. Sus ojos pequeños y hundidos, su gran nariz de porra y sus morros salidos y afeitados, lo mismo que la cara arrugada y sus grandes orejas le daban el aspecto de un asno viejo.
(...) Encima de la tarima tenía la mesa donde daba lecciones y un sillón de brazos que tenía un agujero en un asiento y en el que su hermana ponía de vez en cuando un orinal pues el maestro tenía mucha edad y sus muelles no estaban del todo fuertes. También porque, como tenía unas almorranas antiguas, le molestaban todos los sillones y encontraba más cómodo este sillón...

José Gutiérrez Solana
La España Negra
Edición de Ricardo López Serrano y Andrés Trapiello
La Veleta


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