lunes, 7 de diciembre de 2009

EL HOMBRE QUE AMABA A LOS PERROS


El hombre que amaba a los perros
Leonardo Padura
Tusquest

"La muerte de un hombre es una desgracia. La muerte de un millón, una estadística"
Stalin





En el año 1977 Ivan conoció a un extraño personaje que paseaba por la playa en compañía de dos hermosos galgos rusos. Después de varios encuentros con el "hombre que amaba a los perros" este comenzó a hacerle unas singulares confidencias en torno al asesinato de Trotski, y de su asesino, Ramón Mercader, de quiénes sabe detalles muy íntimos. Gracias a estas confidencias, Ivan reconstruye uno de los crímenes más relevantes del siglo XX .
En la novela se intercalan tres historias, la de Ivan, la de Trotski y, la de Ramón Mercader. En palabras del autor, tres novelas en una. Liev Davidovich Bronstein, también conocido como Trotski fue un personaje fundamentales en la creación del estado soviético y a la vez fue borrado de la historia en la misma Unión Sovietica.

Trotski en el exilio Mexico fue acogido en casa de Diego Rivera y su mujer Frida Kahlo, con la que mantuvo una relación amorosa.
"La mujer de Trotski Natalia Sedova abandonó la casa Azul y le dejó una nota capaz de herirle como una daga: ella se había mirado en el espejo, decía, y había visto la muerte de sus encantos a manos de la vejez. No le reprochaba nada, solo le colocaba a ella y le colocaba a él ante un hecho irreversible. Pero Liev Davidovich había entendido el sentido del mensaje: que aquella vejez llegaba al cabo de treinta años de vida común, a lo largo de los cuales Natasha había vivido por él y para él." Pag.299


Lenin trató de explicar quién era, y es, nuestro querido Trotski. "¿Sabes cuál será la respuesta de Liev Davídovich cuando el malencarado oficial encargado de su pelotón de ejecución le pregunte sus últimos deseos?", preguntaba Lenin. "Pues nuestro camarada lo mirará, se acercará a él respetuosamente y le preguntará: Por casualidad, señor, ¿ tendrá usted un peine para arreglarme un poco?. Pag. 360



Leonardo Padura dice de su novela. (...) para escribirla tuve, que leer, investigar, discutir, y, sobre todo, penetrar en las biografias de esos personajes turbios pero reales que aparecen en el libro.

Y eso se nota en el desarrollo de la misma y quizá lastre un poco la novela, pero lo que pierde como ficción, lo gana en contenido histórico y, eso también hace interesante la lectura de la misma, que el autor tardó cinco años en escribir.
En las doscientas paginas finales se nota la mano del escritor de novela negra que es Leonardo Padura, se leen en un suspiro, hasta llegar al desenlace final que es el asesinato de Trotski y las consecuencias del mismo.
Y por último encontré estas reflexiones de Ivan, que me gustaron, y que el autor, probablemente haya querido con ellas reflejar un sentimiento sobre esos lideres que nos quieren salvar la vida, cuando nadie se lo pide, da lo mismo que se llamen Stalín, Trotski o Fidel Castro. Y como trasfondo Cuba y la URSS, uno de los estados más efímeros del mundo, sólo duró 64 años, desde la revolución de los bolcheviques hasta la perestroika de Gorbachov.

(...) Lo cierto era que leyendo y escribiendo sobre cómo se había pervertido la mayor utopía, que alguna vez los hombres tuvieron al alcance de sus manos, zambulléndose en las catacumbas de una historia que más parecía un castigo divino que obra de hombres borrachos de poder, ansias de control y pretensiones de transcendencia histórica, había aprendido que la verdadera grandeza humana está en la practica de la bondad sin condiciones, en la capacidad de dar a los que nada tienen, pero no lo que nos sobra, sino una parte de lo poco que tenemos. Dar hasta que duela, y no hacer política ni pretender preeminencias con ese acto, y mucho menos practicar la engañosa filosofía de obligar a los demás que acepten nuestros conceptos de bien y de la verdad porque (creemos) son los únicos posibles y porque, además, deben estarnos agradecidos por los que les dimos, aun cuando ellos no lo pidieran. Y aunque sabía que mi cosmogonía resultaba del todo impracticable (¿y qué carajo hacemos con la economía, el dinero, la propiedad, para que todo esto funcione?, ¿y qué coño con los espíritus predestinados y los hijos de puta de nacimiento?), me satisfacía pensar que algún día el ser humano podía cultivar esa filosofía, que me parecía tan elemental, sin sufrir los dolores de un parto ni los traumas de la obligatoriedad: por pura y libre elección, por necesidad ética de ser solidarios y democráticos. Pag. 403


Amén. También te enteras en la novela, que Sara Montiel visitó a Ramón Mercader en la cárcel. Y que Trotskí se aficionó a cultivar Cactus y criar conejos; que era lo mejor a lo que se podía dedicar esta tropa, para desgracia de los conejos, que por cierto, son muy delicados, ya que si la hierba está seca les perjudica el estomago y, si está demasiado húmeda les produce sarna.

5 comentarios:

  1. Lo efímero de la URSS estaba previsto en el refraneru popular. Que ya lo decía mi güela: "cristianos a la fuerza nunca fueron cristianos". Pues con los soviéticos ¿por qué iba a ser distinto,no?.
    Un abrazu,Miner.

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  2. Pues tenía mucha razón tu güela.

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  3. hm... ¿y qué es una güela???

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  4. Al leerlo, sentì que estoy frente a un futuro nobel. Logra llegar a la esencia de los personajes, ademàs entregando una perspectiva històrica sin egoìsmos, con altuta de miras. Una obra maestra.

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