viernes, 13 de noviembre de 2009

MIS PREMIOS (Thomas Bernhard)

Thomas Bernhard
Mis Premios
Alianza literaria

Mis Premios, es un libro con el que me siento plenamente identificado. A lo largo de mi dilatada vida profesional también recibí numerosos galardones: El de empleado más vago del mes, El de las "letras"...impagadas, El récord mundial de la siesta. El problema de estos es que no tenían dotación económica, contrariamente a los de Thomas Bernhard. "Despreciaba a los que daban premios, pero no rechazaba estrictamente los premios. Todo era repulsivo, pero yo me encontraba más repulsivo que nadie. Odiaba las ceremonias, pero participa en ellas, odiaba a los que daban premios, pero aceptaba las sumas de dinero".

Con el dinero de los premios, se iba de viaje, daba una entrada para una casa o se compraba un coche como hizo con el dinero del premio Julius Campe. "Cuando llegué a Viena, cumplí la resolución que había tomado ya en el viaje a Hamburgo: me compré con toda la suma del premio un coche de lujo un Triumph Herald. El coche estaba pintado de blanco y tapizado de cuero rojo. Tenía un salpicadero de madera con botones negros y escrito exactamente el precio de treinta y cinco mil chelines, es decir, cinco mil marcos". Coche que destrozó en un viaje a Croacia al poco de su adquisición. "Allí donde la gran pared escarpada de Opatija resplandecía cegadoramente al sol de la tarde, un coche invadió desde la izquierda mi carril, chocó de frente con la parte delantera del mío y la aplastó por completo".

La parte más irónica del libro ocurre en las ceremonias de entrega de los Premios,en El Grillparzer "Cuando la miré una vez, vi que la señora ministra Firnberg, así se llamaba, se había dormido, lo que tampoco se le había escapado al presidente Hunger, porque la ministra roncaba, aunque muy suavemente, roncaba, con el suave ronquido de los ministros, conocido en el mundo entero".
En el premio Nacional Austriaco de literatura. "Todo lo que decia el ministro era falso, y evidentemente su secretario me había confundido con algún otro, pero no me irritó más, porque estoy acostumbrado a que los políticos, en estas ocasiones, sólo digan tonterias y cosas inventadas, por qué había de ser distinto el señor Piffl- Percevic".
En la replica de Thomas como no utilizó la palabra Estado en un contexto sumiso sino sumamente critico, el ministro tuvo esta reacción. " Todavía no había llegado al final de mi texto cuando el ministro, con el rostro de un rojo encendido, se puso en pie de un salto y se dirigió hacia mí, lanzándome a la cara algún insulto para mí incomprensible. Sumamente excitado, se alzó ante mí, amenazándome, efectivamente, se dirigió hacia mí alzando la mano con cólera. Luego avanzó dos o tres pasos en mi dirección y entonces dio una media vuelta brusca y abandonó la sala...Luego estalló el caos. Yo no comprendía nada de lo que había ocurrido. Había tenido que soportar allí una humillación tras otra y luego había leído mi texto, según creía inofensivo, y entonces el ministro había abandonado furioso la sala y sus vasallos se dirigían contra mí. Toda la turba de la sala, personas todas que dependían del ministro y recibían subvenciones y pensiones."
Thomas Bernhard mantuvo con su país Austria una relación amor odio. Al fallecer, el 12 de Febrero de 1989, su ultima voluntad fue: prohibir durante la vigencia de sus derechos de autor (setenta años) toda representación, publicación o impresión de su obra en Austria. Sus restos reposan en Viena en una tumba sin nombre, también por deseo expreso.

6 comentarios:

  1. Yo te daré el premio al "mejor animador de lecturas blogero".

    Desde luego Adif podía darte un proyecto de animación a la lectura en el tren y lo harías perfectamente

    Besitos, serios.

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  2. Me conformo con que me paguen a final de mes.
    Besos serios igualmente

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  3. Hoy leyendo el País Semanal me encuentro con un articulo de Javier Cercas que habla de este libro. Y cuenta la siguiente anécdota:

    Unamuno agradeció a Alfonso XIII una distinción con estas palabras:
    "Gracias majestad me lo merezco".
    "Caramba", se asombro el Rey. "Hasta ahora todos los premiados me habían dicho que no merecían este honor". "Y tenían razón" remató Unamuno.
    Besos Miner

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  4. Ayyyyyyyyyyyy que risa! vengo del blog de Beli, he leido dos de tus comentarios y me han hecho reir, solo por eso te visito, para darte las gracias por hacerme reir. Un saludo

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