lunes, 13 de julio de 2009

INFANCIA, J.M.COETZEE


En esta novela, J.M. Coetzee nos cuenta su infancia en Worcester, una pequeña localidad al norte de Ciudad del Cabo, donde vivía con una madre a la que adoraba y detestaba a la vez, un hermano menor y un padre por quien no siente respeto alguno."...el tiene dos madres. ha nacido dos veces:ha nacido de una mujer y de la granja. Dos madres y ningún padre". Lleva una doble de vida en casa es un déspota y en el colegio un alumno brillante. Lo que más me gustó de estas memorias es el arraigo que siente por la granja familiar y el veld, las desnudas mesetas sudafricanas y, como queda reflejado todo ello en la novela. Estas memorias de infancia me sorprendieron gratamente, era lo primero que leía de este escritor Sudáfricano premio nobel de literatura 2003.

La granja es eterna. Cuando todos estén muertos, incluso cuando la casa esté en ruinas como lo están los rediles de la colina, la granja seguirá aquí.

Ocurre todos los años . Todos los años llegan los esquiladores, todos los años hay aventura y nerviosismo. Nunca terminará; no hay ninguna razón por la que deba terminar, mientras haya años.
Descubre que los esquiladores son gente especial. Cuando bajan a la granja, traen buena suerte. Para tenerlos contentos, escogen un "hamel", un carnero castrado, bien cebado, y lo sacrifican se acomodan en el el viejo establo, que se convierte en su barracón. Un fuego arde hasta bien entrada la noche mientras se dan el banquete.
A la mañana siguiente, una hora antes del amanecer, le despierta el rumor de pezuñas cuando los primeros tropeles de ovejas pasan por delante de la casa, camino de los rediles junto al cobertizo donde las esquilan. La familia empieza a despertarse. Se oye el bullicio de la cocina, el olor a café. Con las primeras luces está fuera, vestido, demasiado nervioso para tomar un bocado.
Le encomiendan una tarea. Cuidará de la taza de hojalata llena de judías secas. Cada vez que un esquilador acaba con una oveja, la suelta con una palmada en el trasero y arroja el pellejo trasquilado sobre una mesa acomodada para ello, y la oveja, rosada y desnuda y sangrando por donde los esquiladores han cortado, trota con nerviosismo hasta el segundo corral, cada vez el esquilador coge una judía de la taza, lo hace inclinando la cabeza y con un cortés "My Basie!"
Cuando se cansa de sostener la taza (los esquiladores pueden coger las judías por si solos, son gente de campo y ni siquiera han oído hablar de la falta de honradez), él y su hermano ayudan a apilar las pacas, saltando entre la masa de lana espesa, caliente y aceitosa.
(...) Ros utiliza la misma navaja para castrar a los corderos. Él también observa el acontecimiento. Acorralan a los cordero jóvenes y a sus madres, y los meten en el cercado. Después Ros se mueve entre ellos, va cogiendo corderos al paso por las patas traseras, uno a uno, los sujeta contra el suelo mientras balan aterrorizados, gimen con desesperación, y les abre el escroto. Agacha la cabeza, agarra los testículos con los dientes y los arranca. Parecen dos pequeñas medusas que arrastran vasos sanguíneos azules y rojos...

Ningún tiempo es suficiente cuando se ama un lugar de manera tan devoradora.

3 comentarios:

  1. África siempre estimuló mi imaginación. Es un continente que me atrae especialmente.Cualquier historia en ese contexto puede seducirme fácilmente.
    Y la musiquina de la peli...¿eh?
    De agradecer

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  2. Karen Se que te gusta la musiquilla, por eso la puse.

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  3. Pues gracies, Miner.

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