viernes, 15 de mayo de 2009

EL RELOJ



Este es un blog de lector que a veces encuentra a escritores como Carlo Levi y su novela el Reloj, llena de bellas reflexiones.
¡Como me gustaron estas lineas sobre el tiempo, la infancia y, la madurez !


Con el gesto habitual de todas las noches, saqué el reloj del bolsillo: lo sostuve un poco en la mano y me lo acerqué al oído antes de dejarlo en la mesilla junto a la cama. Oía su tictac regular y pensaba en que el tiempo del reloj es totalmente opuesto a ese tiempo verdadero que había dentro y alrededor de mí. Es un tiempo sin vacilaciones, un tiempo matemático, movimiento material continuo sin descanso y angustia. No fluye, sino que salta en una serie de actos sucesivos, siempre iguales y monótonos.

(...)¡ Que largos sin fin, eran los día de la infancia! Una hora era un universo, una época entera, que un simple juego llenaba, como diez dinastías. La historia estaba detenida estancada en aquel juego eterno...Los ocasos duraban horas y más horas, como si la jornada se negara a terminar y aquel sol infantil, ya medio oculto entre las montañas azules, estuviese demasiado a gusto en el cielo. Eran ocasos lentísimos, llenos de todos los colores más maravillosos, en los que el rojo del fuego pasaba al naranja, al amarillo, a un extraño verde marino lleno de encanto y al violeta de las flores, claro como las primeras violetas de la primavera y después cada vez más oscuro y nocturno. Aquellos colores bajaban de las nubes, se movían suavemente, como una mujer que se despierta, llenaban el aire y parecían volverlo denso como un agua transparente. De pronto, en aquel aire visible, aparecían los murciélagos y revoloteaban silenciosos en círculos inciertos, negros como la noche próxima y tan lejana. Sonidos vagos se abrían paso entre aquellos vuelos oscilantes, como luces de paraíso, y parecían navegar- barcas llenas de velas- en aquella agua del cielo.

(...)Aquel tiempo era en verdad larguísimo, detenido, lleno de cosas, de todas las cosas del mundo, y, en cierto modo, casi eterno, como el del Paraíso Terrenal, que es a un tiempo un mito de la infancia y de la eternidad, pero después el tiempo se acorta, lentamente al principio, en los años de juventud y después cada vez más aprisa, una vez pasado el cabo de los treinta años que cierra el vasto océano sin orillas de la edad madura. Las acciones se siguen unas a otras, los días huyen, unos tras otros , y no hay tiempo para mirarlos, numerarlos, verlos casi, cuando ya se han esfumado y han dejado en nuestras manos un puñado de cenizas.

P.D.También se encuentra en la red gente interesante, que sabe convertir sentimientos y pensamientos en bella escritura:


P.D. Totalmente de acuerdo con esta entrada en el Blog Vagabundia :

6 comentarios:

  1. Los relojes blandos son los elementos pictóricos de Dalí que más me llaman la atención.

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  2. GRACIES, Miner.(Por la publicidad)
    (no sé si llamar a los relojes, "elementos pictóricos" ye correcto,pero que me llamen mucho la atención por lo que me sugieren, ye totalmente cierto.)

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  3. Por cierto pincha en el enlace sobre divagaciones varias y veras unas reflexiones interesantes.
    Además el blog que se llama Vagabundía te va a gustar, de lo mejor, vamos que no es el típico "EGOBLOG" que abunda en la red.

    Y de Gracies nada. Tienes coses muy interesantes.
    Un saludín

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  4. El tiempo languido, caido, evanescente que no mostró Dalí.

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  5. El tiempo se desliza con demasiada rapidez. Dalí tiene cosas muy interesantes y sobre todo chocantes que te da espacio a la reflexión.

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  6. Miner, seguí tus indicciones sobre la entrada de Vagabundia. Y prestome, francamente. Gracies.

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